jueves, 9 de octubre de 2008

Una enseñanza Universal




Los expertos han empezado a desentrañar el mensaje encriptado que Shi Huangdi (Emperador Chino del s.II A.C) legó a la posteridad. El impresionante ejército de Terracota encontrado por los arqueólogos en 1974 en China, empezó a hablar.
El ejército formado por estatuas de terracota de tamaño natural de más de 8.000 soldados, todos diferentes, protegían el Mausoleo del Emperador Shi Huangdi. Hoy los arqueólogos han descubierto que las facciones de los rostros de los soldados se corresponden con 10 de los caracteres del alfabeto chino. Hay 5 códigos diferentes ocultos en los guerreros, en su cara, en sus tocados, en sus posiciones, en sus armas y en los símbolos que aparecen en sus ropas.
Los soldados en formación antes de la batalla, reflejan las mismas enseñanzas impartidas por Krisna que explica el significado de la existencia, la muerte y la finalidad del Universo. Las tropas son disciplinadas y Dios las protege de todo mal. Ël les ha conferido la sabiduría (una comprensión de la ciencia del Sol y de los altos órdenes de la espiritualidad), para la batalla que se avecina. Los carros están en formación, los caballos embriados y frenados, los aurigas (almas) en paz y bajo control.
El arquero arrodillado hiere con sus flechas los corazones y purifica al otro mediante el sufrimiento. Si tenemos que purificar nuestro corazón, debemos exponernos sin coraza y dejar que las flechas lo traspasen. Por eso los soldados sin armadura se encuentran en primera línea, dispuestos a recibir las flechas.
Shi Huangdi, como el Osiris egipcio, el Viracocha inca y el Quetzalcoatl azteca, anticipa la historia del hombre que vendría después, miraría el corazón y moriría en la cruz. Y lo hace explicándonos como vencer en la gran batalla de la existencia.
Extracto de “los Guerreros de Terracota” de M. Cotterell

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