martes, 25 de febrero de 2020

La enigmática cara de Taba

Apenas a una veintena de kilómetros de Barcelona, agazapada entre montañas, Corbera de Llobregat conforma un área sorprendente por diferenciada con respecto al resto de la comarca del Baix Llobregat. Ocupada por lo menos desde inicios del neolítico, ofrece una apariencia de caldera, de fortaleza, por las montañas, quebradas y acantilados que la rodean y aislan. Desagua por dos valles: uno al norte, de curso torturado y difícil acceso que esconde más que conecta con el río Llobregat, y otro más hacia el sur donde se encuentra la pequeña población de La Palma, que constituye la entrada por excelencia a Corbera. De cauce más seguro, de acceso más cómodo, más cercana al mar y a Barcelona, esta entrada se angosta sin embargo hasta constituir una definida puerta que permite el paso –o podría impedirlo– al pueblo encaramado desde antiguo en la roca central, el car que le da nombre a través del animal que anida en ella: el cuervo (“corb” en catalán).

Martí Pié

En este valle de acceso, las “Penyes de Tabà” conforman una parte del exterior de la “muralla” o “frontera” perteneciente hoy, por avatares de época feudal, al término municipal de la vecina localidad de Cervelló. Y en estos riscos que conforman la puerta natural, el congosto de acceso, se aprecia una singular y desconcertante formación antropomorfa de colosal tamaño. Una cara de unos veinte metros de altura que provoca en el observador la duda acerca de si se trata de un capricho de la naturaleza o de una obra humana. Si nos atenemos a la primera posibilidad, más acomodada al afán de realismo al cual ceñirse ni que sea por un elemental sentido de la prudencia o del ridículo, podemos apelar al hecho de creer apreciar rasgos faciales en las formas geológicas; podemos pensar que la piedra se haya roto hasta ofrecer una caprichosa ilusión óptica.

Pero, ¿y si nos dejamos caer en la tentación de pensar que bien pudiera tratarse de una cara esculpida? Consideremos los factores que nos inducirían a tal posibilidad: ante todo llama la atención la gran nitidez con la que se advierte la figura, el hecho de que se aprecie perfectamente desde cualquier punto de vista: desde abajo, desde lo alto del acantilado a su izquierda, desde el de su derecha, desde la izquierda, desde el lado mismo de la propia cara... No sólo “se ve”, sino que “está”. Cuando el sol de la mañana ilumina la efigie, le da otro aire al resaltarle anfractuosidades que de otra manera no se apreciarían; a partir del mediodía en invierno y de la tarde en verano la imagen se ve ensombrecida por los acantilados vecinos y luego por el suyo propio, siempre sin perjuicio de una correcta observación.

sábado, 22 de febrero de 2020

UN EXTRATERRESTRE EN EL TREN SUBTERRÁNEO.

 La convivencia de criaturas extraterrestres entre los humanos es más común de lo que cualquier persona con la imaginación más asombrosa pudiera llegar a imaginar. La razón por la cual no nos damos cuenta de su presencia se debe a que poseen un poder mental muy superior al nuestro que les permite controlar nuestras mentes primitivas y de este modo pueden pasar desapercibidos, inclusive viajando en un atestado tren subterráneo. El gran clarividente argentino Benjamín Solari Parravicini (1898-1974), tuvo una vida plagada de acontecimientos extraordinarios, uno de ellos fue su encuentro en el subterráneo de Buenos Aires con un extraterrestre de piel gris vestido completamente de negro. En sus escritos menciona dicha experiencia, refiriéndose a sí mismo como “el hombre de Leo” ya que ese era su signo del zodíaco, en tanto que al extraño pasajero lo bautizó como “el hombre de plomo”. Aunque Parravicini no dejó la fecha en que sucedió, quienes realizamos NUEVOS TIEMPOS creemos que fue entre la década del 50´y la del 60´.
 
EL HOMBRE DE PLOMO
El coche del subterráneo en la atosigada hora del salir de los empleados, aquella tarde marchaba lleno. En la estación Florida el hombre de Leo acompañado por su hermana Lola, treparon el convoy, luchando con la avalancha de gente atropellada que pugna por encontrar asiento o lugar cómodo. Puesto el coche en marcha el hombre de Leo que había quedado casi junto a la puerta de entrada, y alejado de la compañera, descubrió sentado, en el costado opuesto, junto a una ventanilla la presencia de un hombre sumamente raro, que de inmediato causó en él, un impacto desagradable. Llevaba éste, la cabeza cubierta por una gorra muy metida, al parecer de una tela (raso) fulgurante negra, la que enseñaba una visera prolongada que terminaba en pico dándole un aspecto “apengüinado”, enormes anteojos negros le cubrían la vista, una gruesa y amplia bufanda de tejida lana gris pizarra oscura envolvían totalmente el resto del rostro, no dejando ver ni tan siquiera la nariz. Vestía saco tipo “cazador” negro, hecho en la misma tela de la gorra, sobre pantalón negro y un par de guantes tejidos en grueso piolín también color pizarra cubrían totalmente las manos grandes las que llevaban reposadas una encima de la otra sobre un grueso bastón negro.
El hombre de Leo, que le observó todo detalle, notó que aquella persona, a pesar de la distancia que les separaba y la gente que se les interponía se sentía estudiado, de pronto la vista de ambos se cruzaron y este encuentro visual produjo en el hombre de Leo la sensación de una cruzada chispa eléctrica.
Llegado el convoy a la estación Diagonal, disminuyó allí en algo la gente, el “curioso hombre” ajeno a todo lo que a su alrededor sucedía permaneció impertérrito con la mirada clavada en el techo. Ya de nuevo el coche en marcha, el hombre de Leo le miró con cierta insistente fuerza y entonces se produjo algo que le desconcertó, el raro hombre, giró como molesto, con marcada rapidez la vista hacia la ventanilla, y en ese brusco movimiento dejó descuidado abrir la bufanda en un pequeño lugar cerca del cuello, quedando así a la vista un trozo de piel que cubrió de nuevo con destacado apuro. Ante lo que el hombre de Leo vio, quedó azorado, la piel era de color plomo.
Dibujo del extraño pasajero realizado por Benjamín Solari Parravicini.
Llegados a destino a la estación Tribunales, los hermanos bajaron y se juntaron en el andén, entonces Lola preguntó al hombre de Leo: ¿Viste el hombre de negro que viajaba con nosotros?. Te aseguro que me hizo mal su aspecto y mirada, porque por dos veces me clavó sus anteojos negros, y trastabillé.
En ese ínterin explicativo el coche ya había cerrado sus puertas, la pitada dada, y el tren comenzaba a correr su viaje hacia la estación Pacífico, entonces los hermanos le miraron de nuevo y ya alejándose el hombre de Leo dijo a Lola: Convéncete, ese hombre no es de la Tierra, y aquí se produjo lo inaudito, aquel ser raro, que por lógica no pudo escuchar desde el coche en marcha las palabras pronunciadas por el hombre de Leo, giró enérgicamente su rostro, miró a los hermanos y con la cabeza haciendo señales de asentimiento, se alejó perdiéndose.
¡Telepático!- exclamó el hombre de Leo. ¡Y no es de la Tierra!. Lola le tomó del brazo y se alejaron.
¡Ella temblaba!.
Benjamin Solari Parravicini

jueves, 20 de febrero de 2020

La Frase.....

"La mayoría de gente escucha con la intención de responder, no con la intención de comprender". A. C. Doyle

miércoles, 19 de febrero de 2020

El violinista

En noviembre 18 de 1995, el violinista Itzhatk Perlman, subió al escenario para dar un concierto en el salón Avery Fisher del “Lincoln Center”, en la ciudad de Nueva York. Si usted alguna vez ha estado en un concierto de Perlman, sabe que subir al escenario no es un logro pequeño para él.
Él fue afligido de polio cuando era niño, tiene abrazaderas en ambas piernas y camina con la ayuda de muletas. Verlo caminar sobre el escenario de un lado al otro, paso a paso, lenta y penosamente, es una escena impresionante. Él camina penosamente pero majestuosamente, hasta que alcanza su silla.
Después se sienta y lentamente pone las muletas sobre el piso, abre los broches de las abrazaderas en sus piernas, recoge un pie y extiende el otro hacia adelante. Después se inclina y recoge el violín, lo pone bajo su barbilla, hace seña al Director y procede a tocar.
Hasta ahora, la audiencia ya estaba acostumbrada a este ritual. Permanecían silenciosamente sentados mientras él caminaba por el escenario hasta su silla.

Permanecían respetuosamente en silencio hasta que él estuviera listo para tocar; pero esta vez, algo ocurrió. Justo cuando él terminaba de tocar sus primeras barras, una cuerda de su violín se rompió. Uno podía oír el estallido. Salió disparada como bala por el salón. No había duda de lo que ese sonido significaba. No había duda de lo que él tendría que hacer.

Los que estaban ahí esa noche tal vez pensaron: “Para esta, él va a tener que ponerse de pie, abrocharse las abrazaderas, recoger las muletas, y cojear hasta a fuera del escenario para encontrar otro violín u otra cuerda”.
Pero no fue así. En su lugar, el espero un momento, cerró sus ojos y después hizo seña al Director para empezar a tocar. La orquesta empezó y él tocó desde donde había parado. El tocó con tanta pasión, con tanto poder y con una claridad que nunca antes nadie había escuchado.

Claro, cualquiera sabe que es imposible tocar una obra sinfónica con sólo tres cuerdas. Lo sé yo y lo sabe usted, pero esa noche Itzhak Perlman se rehusó a saberlo. Uno podía observar como modulaba, cambiaba y recomponía esa pieza en su cabeza. En una instancia, sonaba como que él estuviera desentonando las cuerdas para obtener sonidos que estas ellas habían hecho.

Cuando él termina, había un silencio impresionante en el salón. Después la gente se levanto y lo aclamó. Había una explosión de aplausos desde cada rincón del auditorio. Todos estábamos de pie, gritando y aclamando, haciendo todo lo posible para mostrar cuanto apreciábamos lo que él había hecho.
Él sonrió, se secó el sudor de sus cejas, alzó su arco para callarnos, y después dijo, no presumidamente, pero en un tono tranquilo, pensativo, y reverente: “Ustedes saben, algunas veces la tarea del artista es la de averiguar cuanta música podemos producir con lo que nos queda”.
Qué renglón tan poderoso. Se ha quedado en mi mente desde que lo oí. ¿Y quien sabe? Tal vez esa sea la definición de la vida, no sólo para los artistas pero para todos nosotros.

He aquí un hombre que se ha preparado por toda su vida para producir música con un violín de cuatro cuerdas, quien, se encuentra de repente en medio de un concierto con solo tres cuerdas; y entonces produce música con tres cuerdas, y la música que él produjo esa noche con sólo tres cuerdas era más bonita y más memorable, que cualquier otra que él haya producido con cuatro cuerdas.
Entonces, tal vez nuestra tarea en este mundo inestable, cambiante, y perplejo en el que vivimos es la de producir música, primero con lo que tenemos, y después, cuando esto ya no sea posible, producir música con lo que nos queda.

Jack Riemer, Houston Chronicle

lunes, 17 de febrero de 2020

Einstein, el Universo y todo lo demás.....(2ª parte)

*Hay una cosa que no está en el libro pero que sí contaste en la charla que diste en la diaria, y es el hecho de que Einstein registró varias patentes de inventos con las cuales no hizo dinero ni fama, mientras que con sus especulaciones más teóricas, como el comportamiento de la luz, el espacio-tiempo o la relatividad, llegó a la cima de la ciencia. Hoy, en un mundo en el que hay una gran presión por la ciencia aplicada, este sería un ejemplo a tener en cuenta.

Creo que es un grave error esta tendencia de creer que hay que financiar sólo la física aplicada. Ahora, tampoco soy un talibán. Por ejemplo, en Uruguay, si tenés una problemática concreta y esperás que la resuelvan los alemanes, los ingleses o los yanquis, que no la tienen, como el mal de Chagas, podés esperar sentado. Como dicen en Galicia, hay que tener sentidinho, ser ponderado. Cualquier consideración extrema va a traer injusticias, pero desde luego la idea de que la investigación básica no genera valor agregado, que es la que sostienen desde el lado economicista, es totalmente errónea. Es cierto que la investigación básica muchas veces no genera valor agregado, pero cuando lo hace es inconmensurable. Podríamos poner miles de ejemplos: el de la industria del disco de vinilo cuando surgió la posibilidad de grabar música como información leída por un láser, o la fotografía digital. El cambio no se produjo cuando la gente que hacía fotografía óptica se puso a investigar cómo dejar de hacer fotografía óptica para pasar a la digital. Todos los cambios tecnológicos grandes vienen de afuera, lo que es lógico, porque si vos vendés bananas y te va muy bien, vas a seguir vendiendo bananas. Hay un conservadurismo dentro de los departamentos de I+D [investigación y desarrollo] de cualquier empresa tecnológica propio de la racionalidad de la empresa, porque si le va bien no va a embarcarse en una aventura muy loca para cambiar el paradigma de justamente eso que hace que le vaya bien. En cambio, en la actualidad, como los experimentos son cada vez más complejos y cada vez más grandes, tanto que algunos involucran a miles de personas, tenemos que resolver problemas técnicos tremendos para poder llegar a ellos, como lo que se necesitó para el hacer el colisionador de hadrones. Hubo que construir 28 kilómetros de un anillo en el que la temperatura esté a 2° sobre el 0 absoluto. Si en algún momento la temperatura pasa los 4°, los imanes dejan de funcionar y las partículas que van dando la vuelta chocan contra la pared, y ese choque es algo así como el de 20 camiones cargados, lo que destruiría completamente el túnel del colisionador. Los físicos tienen la motivación de, por ejemplo, descubrir el Bosón de Higgs, y a la persona corriente puede que eso no le importe, pero los físicos a los que sí les interesa descubrir esa partícula construyen un aparato increíble que implica un montón de tecnología que luego sí le interesa a todo el mundo, como el teléfono celular. Muchas de las tecnologías de nuestra vida cotidiana son subproductos relativamente triviales de proyectos muchos más complejos.

*En el mundo de la física teórica hay una pugna por ver qué teoría se ajusta más para unificar la gravedad con la física cuántica: si la teoría de cuerdas o la teoría de lazos. En Montevideo tenemos a Rodolfo Gambini, físico que aporta a la teoría de lazos. ¿Vos te inclinás por alguna?

En los últimos años, de la mano de internet y de los blogs, ha aparecido una especie de enemistad entre las dos comunidades, una suerte de Boca-River, pero la verdad que los barrabravas de ese Boca-River son pocos. A Rodolfo Gambini lo conozco desde hace muchos años y le tengo un respeto enorme, y además con el argentino Jorge Pullin, que es colaborador de él, tuvieron una iniciativa que me parece fantástica, que es la creación de la conferencia Quantum Gravity in the Southern Cone [Gravedad Cuántica en el Cono Sur], que es la única conferencia regular en el mundo en la que conviven cuerdistas con gente de lazos. Ellos invitan a científicos como Abhay Ashtekar, que es la figura más sobresaliente en cuanto a la gravedad cuántica de lazos, donde obviamente también se destacan Gambini y Pullin, y de la teoría de cuerdas viene por ejemplo Juan Maldacena o gente como el recientemente fallecido Joseph Polchinski, y se discute civilizadamente. De todas formas, creo que las dos comunidades viven un poco a espaldas una de la otra, hay muy poca interacción. Pero los que sobresalen son los hooligans, que son uno o dos por bando, pero que hacen mucho ruido en las redes y generan la impresión de que hay algún tipo de problema. Nadie sabe cuál es la teoría cuántica de la gravedad. Si me apuraras ahora mismo, diría que no es ni la una ni la otra, ni ninguna de las otras 15 que hay y que tienen menos popularidad. La razón por la que yo trabajo más en teoría de cuerdas que en loop quantum gravity no es tanto porque crea que va a resolver la gravedad cuántica, sino porque la teoría de cuerdas es, usando una frase que escuché hace muy poco, un fabuloso invernadero en el cual germinan ideas a lo loco. A mi gusto, y es una opinión personal, la teoría de cuerdas es tan amplia y tan rica que permite que cada tanto surjan emergentes inesperados. Es como una especie de gran programa de exploración, que permite que aparezca, por ejemplo, la correspondencia de Maldacena. Ese trabajo de Maldacena, que es el más citado de la historia de la física de altas energías, superando ya por muchos miles al del modelo estándar de partículas, creo que es el resultado más espectacular en física teórica en los últimos 20 años. Muchas ideas de este tipo han salido de la teoría de cuerdas, como la de la supersimetría, que hasta ahora no se ha encontrado en la naturaleza y que puede que sea totalmente falsa. La teoría de cuerdas te ofrece una especie de laboratorio. Estamos en un terreno en el que nadie sabe la respuesta final, si es que hay respuesta final.

*En tu charla en la diaria decías que esa respuesta final nunca va a ser final.

Eso creo yo, pero luego gente como Stephen Hawking o Steven Weinberg sí creen –o creían– en la teoría final. En mi modesta opinión, creer en la teoría final es una forma sofisticada de creer en Dios. Nosotros somos seres que evolucionamos de un ancestro común con nuestro gato o, si queremos ser más drásticos, con una cucaracha. Creo que no cabe duda de que la cucaracha tiene algunos límites cognitivos, que hay cosas que la cucaracha no va a hacer. Si uno juega con un gato y un puntero láser, el gato va a seguir el puntito de luz tratando de atraparlo y nunca se va a enterar de que el puntito viene de tu mano debido a un dispositivo que lo está generando. El gato no puede pegar ese salto cognitivo, su estructura cerebral no le permite encontrar ese tipo de regularidades como hacemos nosotros. Nosotros tenemos habilidades cognitivas mayores que las del gato, pero no son infinitas, porque estamos en un cuerpo finito que viene de una cadena evolutiva similar. Por tanto, al lado del gato nos sentimos Gardel, pero, poniéndonos un poco borgeanos, no nos cuesta imaginar un ser conjetural al lado del cual seamos gatos, o cucarachas. ¿Cómo puede ser que justo se dé la increíble fortuna de que hayamos desarrollado un lenguaje, tanto el que usamos para comunicarnos como la matemática, que sean perfectos para explicar el universo en su totalidad? Creo que la probabilidad de que eso sea cierto es cero, a menos que creamos que alguien intencionadamente nos dio las potencialidades para comprender el universo, que es lo que yo creo que de algún modo es lo que está detrás de la cabeza de quienes piensan que hay una teoría final. Yo no creo que eso sea así, e insisto en que es importante no confundir la realidad con nuestras teorías de la realidad, porque uno está poniendo un marco, la está recortando. Está bien que aspiremos a comprender todo el universo, pero si lo hacemos como decía Eduardo Galeano sobre la utopía: un horizonte hacia el cual hay que ir pero al que sabés que nunca vas a llegar, que se va ir moviendo a medida que avanzás. Acá pasa lo mismo: como mínimo, va a tener un comportamiento asintótico, nunca vamos a llegar porque es inabarcable, estamos moldeando con hipótesis simples algo que en principio no lo es.

*Acabás de hablar de Galeano, de ser Gardel al lado de un gato, de Borges. En el libro hablás de los Beatles y del Einstein violinista. En tu charla citaste poesías del físico uruguayo Enrique Loedel Palumbo. ¿Cómo se da en vos ese encuentro en ciencia y arte? ¿Tiene que ver con esa belleza que encontrás en las fórmulas que elaboramos para entender el universo?

Creo que todas las categorías que inventamos los seres humanos obedecen a la pereza mental. Llamamos a algo “arte” o “ciencia” para hacernos la vida más fácil, y eso no está mal, siempre y cuando uno no use esa división para sacarse cosas de encima y decirse que ya no se tiene que ocupar de la otra mitad. Esa cosa de decir “si soy abogado no quiero saber si el cuerpo humano tiene pulmones, porque eso es cosa de los médicos”. El conocimiento no tiene costuras, no tiene límites que digan hasta dónde llega el arte y hasta dónde la ciencia. Hay muchísimos casos en los que artistas han tenido intuiciones maravillosas y anticipatorias. La más espectacular para mí es la de Edgar Allan Poe, que, como cuento en el libro, se dio cuenta de que el universo tenía un origen 80 años antes de que Georges Lemaître fuera el primer científico en hacerlo. Colaboro mucho con artistas y creo que la forma en que ellos razonan a la hora de crear es muy parecida a la nuestra. Hay una búsqueda de una verdad, en el caso de ellos no fáctica pero sí expresiva, de belleza y elegancia, y unas técnicas para alcanzarlas. En ciencia pasa lo mismo, hay un sentido de la verdad y unas técnicas para poder resolverla, que en la física implican el lenguaje matemático, o, si uno es experimental, técnicas diversas que pueden ser más o menos complejas, pero la parte de creatividad o innovación no difiere mucho de lo que hace un artista. Uno busca entonces construir vasos comunicantes, expresión que tomé de Jorge Drexler cuando dijo unas palabras en la presentación de nuestro libro anterior en Madrid. Tanto a Andrés [Gomberoff] como a mí nos gusta la música, nos gusta la literatura, el cine, y, casi diría que por una cuestión de militancia o resistencia, no podríamos aceptar un mundo en el que la gente no sepa quién es Paul Dirac. Es nada menos que el segundo físico más grande del siglo XX. Es como si tomáramos a Pablo Picasso como el gran pintor del siglo pasado y no saber quién era Salvador Dalí. Cualquier persona sería objeto de bullying si en una reunión dijera que no sabe quién es Dalí, sin embargo, uno se encuentra con gente que hasta parece que se enorgullece de no saber quién es Paul Dirac, porque dice que de ciencia no sabe nada. Por supuesto que la gente tiene derecho a no hacer nada con su vida, pero me parece raro ese desprecio hacia la ciencia cuando, por ejemplo, si tienen una enfermedad, aspiran a ser atendidos en un hospital con lo último que la ciencia médica pueda ofrecerles. Teniendo en cuenta que los que hacemos ciencia –y no lo digo tanto por mí– a veces pasamos enormes dificultades consecuencia del desinterés público y los recortes presupuestales, a uno le gustaría sentir un poco más que la gente comprende el valor de la ciencia, que la defienda y luche por ella. Por ejemplo, el gobierno actual de Argentina tiene un enorme desprecio por la ciencia. El gobierno de Argentina, entre otras cosas en las que no me quiero meter, considera que Argentina fue puesta en la Tierra para exportar soja, vacas, jugar al fútbol y vivir bien. ¿Y la tecnología? ¿Y si nos enfermamos? Nos vamos a Houston a que nos curen, si podemos pagarlo. Eso es de una crueldad tal que no alcanzo a comprender cómo puede haber gobernantes con esa postura.
La diaria ciencia

La Frase:

"Nunca podremos obtener la paz en el mundo si descuidamos el mundo interior y no hacemos las paces con nosotros mismos. La paz mundial debe desarrollarse a partir de la paz interior. Sin paz interna es imposible lograr la paz mundial, la paz externa. Las armas en sí mismas no actúan. No han salido de la nada. El hombre los ha creado. Pero incluso con esas armas, esas terribles armas, no pueden actuar por sí mismas. Mientras que permanezcan solos en el almacenamiento, no pueden hacer ningún daño. Un ser humano debe usarlos. Alguien debe presionar el botón. Satanás, los poderes malvados, no pueden presionar ese botón. Los seres humanos deben hacerlo".
El Dalai Lama

viernes, 14 de febrero de 2020


"Es una locura odiar a todas las rosas porque una de ellas te pinchó. Renunciar a todos tus sueños, porque uno de ellos no se realizó". El principito.

jueves, 13 de febrero de 2020

Einstein, el universo y todo lo demás: conversando con el físico teórico argentino José Edelstein

José Edelstein, docente e investigador de la Universidad de Compostela, España, pasó por Montevideo para dar la conferencia “Como dos extraños: mecánica cuántica y relatividad general” en los coloquios de física de Facultad de Ingeniería. Aprovechando su estadía, dio múltiples entrevistas y también una charla en la diaria media lab sobre el libro Einstein para perplejos, que escribió junto con su colega Andrés Gomberoff. Pese a que en la física cuántica rige el principio de incertidumbre, la meticulosa agenda programada por su colega uruguayo, Martín Monteiro, permitió calcular la posición y la velocidad de su fugaz estadía para pactar un encuentro para conversar con él sobre Einstein, la ciencia, la vida, el Universo, cuerdas, lazos y todo lo demás.

*En el libro afirman que Albert Einstein fue el físico más famoso del siglo XX, pero que a pesar de eso, la gente aún hoy no conoce sus ideas ni cómo han cambiado la forma de concebir el mundo que nos rodea. Como físico teórico, ¿cuál es tu interés en que se entienda a Einstein? ¿Por qué no abandonás la esperanza de que la gente lo entienda?

No es que yo sea benévolo con la humanidad, es egoísmo puro. A mí me encanta, y por eso quiero que todo el mundo lo disfrute como lo disfruto yo. Cuando escuchás música que te gusta, no vas y le decís a otra persona con delicadeza “mirá, me gustaría hacerte escuchar algo”, sino que con entusiasmo le decís que está buenísimo y que lo escuche cuanto antes. Creo que tanto Andrés Gomberoff como yo compartimos ese entusiasmo y queremos compartirlo con los demás. El universo que nos legó Einstein es uno en el cual hay una especie de malla invisible, que es el espacio-tiempo, que se curva y que puede vibrar, cosa que pudimos comprobar y detectar desde la Tierra, que el tiempo se dilata cerca de los cuerpos. Si todo el mundo va a ver Interestelar [Christopher Nolan, 2014] y sale muy feliz, ¿cómo puede ser que no les guste cuando uno les explica un poco los fenómenos que están detrás de la película? Pero las ideas de Einstein se apartan un poco del universo cotidiano, y eso las hace difíciles. Por ejemplo, si vos vinieras de un planeta que está orbitando un agujero negro y yo viviera en la Tierra, si volvieras dentro de 20 años serías un minuto más viejo mientras que yo sería 20 años más viejo. Ahí nos daríamos cuenta de las enormes consecuencias de lo que planteaba Einstein. Pero como los efectos de sus ideas son mínimos a nuestra escala, de hecho son casi imperceptibles, lo que plantea es abstracto. Debido a que somos grandes comparados con el átomo, lentos comparados con la luz y vivimos en un planeta que es liviano comparado con lo que podría ser un agujero negro, no experimentamos en la vida cotidiana los efectos de la relatividad, o en el caso de ser más chicos, de la física cuántica. Si fuéramos más rápidos o más chicos experimentaríamos una realidad muy distinta y que es fabulosa, intrigante, elegante y bella.

*Sin embargo, a partir de esas cosas que sos difíciles de experimentar, las ideas de Einstein construyeron una cosmogonía, una forma de explicar el mundo en el que vivimos, que van desde la idea del Big Bang a la expansión del universo y que permiten un marco para pensar si es o no infinito.

Es así, y me parece que todo el mundo se pregunta esas cosas y que en principio quiere saber las respuestas. Luego, que las respuestas sean más complicadas, que todo el mundo quisiera una respuesta más simple que pueda ser contada en medio minuto, es otro problema. Lo bonito, creo yo, es que esta respuesta más compleja que ofrece la ciencia es mucha más hermosa que la de afirmar la existencia de un creador que hizo todo en un instante pasando una varita mágica. Yo agradezco que no haya un creador, porque sería una gran decepción que todo se hubiera creado con un pase mágico, no tendría ninguna gracia.

*Esto me lleva a un tema que está muy presente en el libro. Como físico teórico hablás mucho de la belleza, de la elegancia de las leyes y ecuaciones propuestas por Einstein. Eso queda muy patente en el capítulo que trata sobre la relación un poco tensa entre Einstein y Paul Dirac.

Si Einstein fue el primer físico teórico del siglo XX, Dirac fue la exacerbación de la física teórica. Y uno encuentra citas en las que Dirac prácticamente dice que entre la verdad y la belleza hay que elegir la belleza. Si bien se puede ver a Einstein como un antecesor necesario para que exista un Dirac, a él eso le parecía horroroso. En el fondo Einstein era una persona extremadamente conservadora; creía en la física experimental, solamente que se le ocurrían experimentos que no podían llevarse a cabo en su momento.

*Esa idea de la belleza de la física teórica atraviesa todo el libro. ¿Te conmueve esa belleza?

Por supuesto, por eso el libro tiene un toque emocional en casi todos sus textos. Cuando uno empieza a ser consciente de que no hay un creador, de que un montón de situaciones fortuitas tuvieron que darse para que exista un planeta habitable en el que la vida haya podido gestarse y podamos existir nosotros, y que al mismo tiempo esas cositas que tuvieron que ocurrir son increíblemente simples, que sólo tenía que ocurrir algo muy simple para que los átomos no quieran estar solos y quieran formar moléculas y las moléculas luego quieran formar moléculas más largas hasta andar todo el camino que lleva hasta la vida, es emocionante y conmovedor. La gente se pregunta cómo puede ser que tengamos ojos, unos órganos tan precisos, justo enfrente para que podamos ver, como si hubiera sucedido el famoso diseño inteligente, pero es evidente que este diseño inteligente no puede ser, porque, como dice Richard Dawkins, tenemos la fuente del placer y las cloacas demasiado cerca. Lo increíble es que la naturaleza se las ingenie para, con principios relativamente sencillos, empezar a hacer inexorable toda la cadena de acontecimientos que viene después. Creo que cuando leemos el final de una buena novela de detectives y uno descubre que desde el paso uno hasta el último el autor no te engañó y todo encaja inexorablemente, nos quedamos sin aliento, es algo sublime que nos pone la piel de gallina. Lo mismo pasa en la ciencia. Todos los descubrimientos son misterios que personas, en una búsqueda a ciegas en la que hay errores, fracasos, frustraciones y todos los elementos de la tragedia humana, a veces llegan a la meta y, cuando lo hacen, resulta que cuando uno reconstruye todo, era inexorable el camino, y eso es tan apasionante, tan bello y tan sublime como leer una buena novela de detectives.
Son muchos los científicos, incluso varios premios Nobel, que insisten en que no hay que ser un genio para dedicarse a la ciencia, y que ese es un prejuicio que cercena la carrera científica de muchísimos jóvenes que sienten que, como no son brillantes, no sirven para hacer ciencia. Pese a que en el libro se muestran los errores y equivocaciones de Einstein, cuando él llega a esas ideas que cambiaron el mundo lo hace por pura genialidad. ¿No hay un conflicto entre predicar la ciencia y al mismo tiempo mostrar la obra de un genio que, como tal, es prácticamente inigualable?
Somos conscientes de eso y en parte intentamos contrarrestarlo. Por un lado, con el ejemplo personal. Uno podría preguntarse por qué dos sudacas escribimos un libro sobre Einstein cuando hay tantos buenos escritores anglosajones que escriben sobre ciencia. Más allá de que lo escribimos porque es lo que queremos hacer, también queremos demostrar que no hace falta ser Neil deGrasse Tyson o nacer en Nueva York o Berlín para poder hacer estas cosas, que es algo que puede hacer tu vecino. Es cierto que Einstein es mostrado como un genio, incluso esa imagen que él mismo construyó de viejo, con el pelo desgreñado y de distraído, que casi coincide con el científico loco, es un modelo que aleja mucho. Intentamos apartarnos de eso, pero el libro trata de un personaje real, por lo que no queremos mentir. De todos modos, nuestro intento fue humanizar al personaje mostrando también sus aspectos falibles, e incluso mostrando algo que al menos yo nunca había leído y que en el libro está muy presente: hay valores que se suelen asociar con algo positivo, por ejemplo la inteligencia, pero tratamos de mostrar que con la inteligencia no alcanza. Einstein, al mismo tiempo de ser muy perseverante, era muy testarudo, muy terco y con una confianza en sí mismo rayana en lo absurdo. Era una persona que tenía una idea y que la llevaba hasta el final, y cuando se equivocaba, se metía hasta las cejas, no paraba antes. Eso es lo que le permitió llegar hasta donde llegó. Si una persona con 26 años piensa que el tiempo es relativo y que está mal la física de Isaac Newton, seguramente se lo guarda y mejor que no se entere nadie, porque van a pensar que está fuera de sus cabales. Me asombra que Einstein haya dicho que Newton estaba equivocado, que propusiera la solución y que cuando le preguntaran por la prueba, dijera que no se puede demostrar pero que es así. Es un delirio, y contado así no está tan claro que la inteligencia sea algo positivo en una persona. Sin embargo es necesario, y no es sorprendente que mucho de los grandes científicos de esta estatura, como Paul Dirac, Roger Penrose o Michael Atiyah, quizá el matemático vivo más grande que hay, tienen esta actitud y desarrollan una confianza ciega en sí mismos que hace que les parezca que lo que piensan tiene que estar bien por más que todos los demás tengan dudas. Eso no es un valor positivo a priori, sin embargo creo es necesario para poder ser una de estas personas. Ahora, es cierto que Einstein fue una figura muy individual, muy única y no políticamente correcto. En una era en la que la ciencia es colectiva, estamos ensalzando a una figura que es muy individual, pero Einstein es asombroso y eso es lo que contamos. La gente que descubrió las ondas gravitacionales hace poco lo hizo mediante un esfuerzo coral de más de 1.000 personas, y está muy bien ensalzar el esfuerzo colectivo. En el ámbito de la física teórica –que inauguró Einstein, porque creo que antes de él estrictamente no existían los físicos teóricos– el genio solitario en la torre de marfil sigue siendo una moneda relativamente corriente. Los grandes físicos actuales en la temática heredera de Einstein, como podría ser Edward Witten, Juan Maldacena o Gerardus ’t Hooft, son todas personas que suelen publicar solas. (CONTINUARÄ)
(La diaria ciencia)

Shalom

Shalom significa paz, bienestar y es una forma de saludo o despedida entre los Judíos. La palabra shalom ​tiene origen en el idioma hebreo, שלום, y transmite un deseo de salud, armonía, paz interior, calma y tranquilidad para aquel o aquellos a quien está dirigido el saludo.

En hebro las palabras van más allá de de una palabra pronunciada sino que engloba en sí la emoción, la intención y el sentimiento. Es por ello que en varios pasajes de la Biblia se encuentra la palabra shalom, que significa paz, deseo de bienestar entre las personas, las naciones, o entre Dios y el hombre.
Shalom aleichem, es un saludo usado a menudo por Jesús, y que significa 'la paz sea con vosotros'. Shalom aleichem es también el nombre de un cántico cantado en la celebración del Shabbat.

Shabbat significa sábado y reposo. Es el día de descanso semanal en el judaísmo, que comienza con la puesta de sol del viernes y termina después de la puesta de sol del sábado. En este día se utiliza la expresión Shabat shalom como saludo entre los Judíos.

La versión árabe de shalom es salam y suele ser empleada habitualmente incluso en Israel.

Las letras hebreas que componen la palabra shalom son, leídas de derecha a izquierda:
Shin: letra número 21 del alfabeto hebreo que significa año, repetición y enseñanza.
Lamed: letra número 12 del alfabeto hebreo que significa aprender y enseñar.
Vav: letra número 6 del alfabeto hebreo que significa 'gancho' y es usado como conector.
​Mem: letra número 13 del alfabeto hebreo cuyo significado está asociado con la madre.

Significados.com

lunes, 10 de febrero de 2020

Grabaciones muestran que las plantas emiten chillidos ultrasónicos cuando sufren

Cuando una planta es cortada o privada de agua, cambia de forma, color y olor. Quién no se ha sentido culpable al volver de vacaciones y ver los estragos que la falta de riego ha causado en los geranios del balcón. Pero, ¿es posible que esos mismos geranios hayan gritado de angustia? Eso es lo que sugiere por primera vez un singular estudio que puede cosultarse en el servidor de preimpresión bioRxiv.
La investigación, dirigida por Itzhak Khait, de la Universidad de Tel Aviv en Israel, concluye que, como hacen muchos animales (incluidos los humanos), las plantas también emiten sonidos si están estresadas. En concreto, ultrasonidos que se pueden detectar a varios metros de distancia y podrían dar información a otras plantas y animales sobre su estado. Los investigadores han grabado los producidos por plantas de tomate y tabaco. Sorprendentemente, aseguran que, por los «gritos», pueden distinguir a las que están secas, cortadas o intactas. Sus resultados aún no han aparecido en una revista científica revisada por pares.

Micrófonos en el tomate:
Hasta ahora, se había demostrado que las plantas producen señales visuales, químicas y táctiles a las que otros organismos pueden responder. Sin embargo, su capacidad para emitir sonidos en el aire, que potencialmente podrían ser escuchados por otros organismos, no había sido suficientemente explorada. Se les consideraba seres silenciosos.
Para resolver la cuestión, el equipo de Khait colocó micrófonos capaces de detectar frecuencias ultrasónicas a diez centímetros de plantas de tomate y tabaco. Después, dejó de regarlas o les cortó los tallos.
Los investigadores descubrieron que en el rango de 20 a 150 kilohercios las plantas que estaban sanas y no habían sido manipuladas hacían ruidos ocasionales, menos de uno por hora como promedio. Pero cuando fueron cortadas, el tabaco emitió unos quince sonidos durante la primera hora, mientras que el tomate produjo 25. En un segundo experimento, dejaron a las plantas sin agua durante diez días. Esto causó que el tabaco «protestara» once veces por hora y el tomate, alrededor de 35.

El significado de los gritos:
Aunque parezca asombroso, los «chillidos» tienen un significado. Cuando el equipo introdujo las grabaciones en un modelo de aprendizaje automático, pudo comprobar cómo la intensidad y la frecuencia de los sonidos se relacionaban con la sequedad o el daño físico. Por ejemplo, el tabaco que ha sido cortado «chilla» más que el que necesita agua, pero el tomate sediento lo hace más que el cortado. Los «gritos» no son audibles para el oído humano, pero sí para algunos animales como ratones y murciélagos, y también para otras plantas. Estos organismos podrían recoger la información y «actuar en consecuencia», aunque esto es, de momento, una idea totalmente especulativa.
Pero, ¿cómo producen las plantas esos sonidos? Los investigadores creen que a medida que el agua viaja a través de los tubos de xilema de las plantas, importantes para la hidratación, se forman y explotan unas burbujas de aire, generando pequeñas vibraciones. El proceso se llama cavitación.

Rendimiento agrícola:
Los autores del estudio creen que escuchar a las plantas podría ofrecer una nueva forma de monitorear el estado del agua de los cultivos, «una cuestión de crucial importancia en la agricultura [39]. Un riego más preciso puede ahorrar hasta un 50% del gasto de agua y aumentar el rendimiento, algo especialmente importante cuando más áreas están expuestas a la sequía debido al cambio climático y la presión humana es cada vez mayor.
Aunque el equipo solo ha observado las plantas de tomate y tabaco, creen que otras especies también pueden emitir sonidos cuando están estresadas. En un estudio preliminar, también registraron sonidos ultrasónicos de un cactus espinoso y de una ortiga, según explica la revista «New Scientist».
Abc.es

Clave 33, cuando una cifra conduce a un enigma extraterrestre

¿Te ha pasado que despiertas y tu reloj indica que son 3:33? ¿Has encontrado matrículas con el 33 como cifra recurrente? A Lice Moreno, un astrólogo de Desojo (Narra-España) le pasó y el 2/2/1988 cayó en la cuenta de su significado


No hace falta ganar el premio Abel para darse cuenta que los números están en todas partes, a nuestro alrededor. Cada hora, minuto o segundo del día estamos en contacto con ellos y cada vez más personas aseguran que ven los números repetidos con más frecuencia de lo habitual.
A finales de los años ochenta, el número 33 era recurrente en la vida de Licerio Moreno. Este astrólogo, convencido de las visitas extraterrestres, fue a parar a Desojo, un pueblecito de Navarra (España) donde encontró la armonía y las vibraciones necesarias para el desarrollo de su trabajo. Allí fundaría la Asociación Adonai para la Fraternidad Cósmica, siguiendo al contactado italiano Eugenio Siragusa. Éste estaba convencido que la Humanidad estaba atravesando un cambio de era espiritual, de grandes cambios, que presagiaban el retorno de Cristo a bordo de una nave extraterrestre.

Los seguidores de Eugenio Siragusa estaban convencidos que Jesucristo regresaría a la Tierra a bordo de un ovni
Lice no sabía cómo, pero el 33, un número muy especial como el 11:11, se le presentaba muy a menudo. Todo cobró sentido el 2 de febrero de 1988.
A las 7 horas y 9 minutos de aquel día, el comandante de un avión de la compañía privada Audeli se cruzó literalmente con unas extrañas luces que volaban a su mismo nivel: a unos 3.500 metros de altitud.
Lo que no sabía entonces el comandante es que, en aquella tarde invernal, miles de ciudadanos estaban viendo también como unas bolas de luz cruzaban de oeste a este la Península Ibérica.  Los medios de comunicación, las centralitas de aeropuertos y de la policía empezaron a recibir cientos de llamadas de testigos y curiosos que buscaban una explicación al fenómeno luminoso.
Lice echó cuentas.  El avistamiento había tenido lugar 33 días después de comenzar el año 1988 y a 333 de que terminara. La suma de sus cifras, además, sumaba 3. No era casualidad.

Aunque oficialmente se zanjó el caso como un bólido  que llegó a la Tierra con una velocidad de 60 Km/seg y de casi 1Km de diámetro antes de desintegrarse en nuestra atmósfera, las grabaciones que aportamos en este vídeo demuestran que hubo un scramble de cazas en persecución de los objetos, que se produjeron denuncias de la presencia de las luminarias hasta bien entrada la madrugada y que, por tanto, no podía tratarse de un objeto en reentrada.
Espacio-Misterio

jueves, 6 de febrero de 2020

Científicos revelan peligro de tormentas solares para la Tierra

Las investigaciones de la Universidad de Warwick indagaron en los datos históricos de los últimos 14 ciclos solares, mucho antes del inicio de la era espacial en 1957.
Un equipo de científicos del Reino Unido, pertenecientes a la Universidad de Warwick y al British Antarctic Survey, reveló este martes que tormentas solares geomagnéticas pueden afectar las redes y sistemas electrónicos en la Tierra, además de golpearla cada 25 años.
Al estudiar los registros del campo magnético en los extremos opuestos del globo terráqueo, los especialistas británicos han podido detectar supertormentas peligrosas para este planeta, que se remontan a un período de 150 años.

Son dos tipos de tormentas las identificadas por los cientificos: las “grandes supertormentas” que son las más fuertes, y suceden aproximadamente cada 25 años; y unas menos potentes que las anteriores, las “supertormentas severas” que ocurren en promedio cada tres años pero que también afectan a la Tierra.
Las supertormentas pueden ocasionar apagones, dañar equipos electrónicos, descontrolar los satélites, provocar la exposición a la radiación de los astronautas, interrumpir sistemas de aviación poniendo en peligro a los tripulantes de naves aéreas, tumbar de forma temporal las señales de GPS y de la radio, por lo que resultan afectarían directamente la tecnología moderna.

Actualmente los estudios astronómicos se suelen basar en los últimos cinco ciclos solares, no obstante las investigaciones de la Universidad de Warwick indagaron en los datos hístoricos de los últimos 14 ciclos solares, mucho antes del inicio de la era espacial (1957).

A partir de esos analisis los investigadores descubrieron que las supertormentas magnéticas "severas" ocurrieron en 42 de los últimos 150 años, mientras que en ese mismo período de tiempo se efectuaron seis "grandes supertormentas".
telesurtv.net