miércoles, 15 de octubre de 2008

EL vaticano y los Ovnis




¿Qué piensa el catolicismo de la existencia de vida en otros Planetas? Durante los últimos 50 años, el fenómeno Ovni ha supuesto para la Santa Sede sencillamente poner en entredicho sus principales dogmas y examina el tema con la máxima discreción.
En 1974, el Obispo de Cracovia (Polonia) decía frente a la tumba del célebre astrónomo Nicolás Copérnico : “Giordano Bruno quién acabó en la hoguera por sus ideas alborotadoras al afirmar abiertamente que podrían existir otros planetas con vida inteligente, no se equivocó” y con esto el citado Obispo –Karol Jósef Wojtyla- aventuraba nada menos que un entendimiento basado en el perdón y la tolerancia hacia una nueva visión cosmogónica.
Para comprender mejor el alcance de este gesto, primero debe tenerse en cuenta una de las tesis vigentes desde el inició de la Religión Católica. El Hombre creado a imagen y semejanza de Dios partiendo del vacío absoluto, puebla el Universo en solitario de motivos inescrutables que nadie conoce. Cuando Adán hizo el acto de presencia en la Tierra, según las Sagradas Escrituras, no encontró a nadie excepto a sí mismo hasta que el Sumo Hacedor decidió darle compañía.
Por extensión la noción de otros seres vivos e inteligentes habitando mundos lejanos, resultaría impensable dentro de tal perspectiva.
En 1948 la Iglesia Católica había negado la existencia de los platillos volantes y sus ocupantes, considerándolo un desatino. De entrada en el capítulo 1° del Concilio Vaticano I (1870) ya se distinguía entre la vida terrenal y la espiritual, deambulando ambas por caminos distintos. Mientras la primera quedaba constreñida a la Tierra, la segunda podía aflorar en cualquier otra parte a capricho de Dios y más allá del intelecto humano.
En ciertos episodios bíblicos, póngase el caso de la ascensión del Profeta Elías o las visiones de Ezequiel, entran en escena los ángeles, entidades cuyo proceder y aspecto en absoluto son de nuestro mundo.
Al respecto, la publicación Ecclesia presentaba en 1954 un articulo titulado: ¿Podría la Biblia aclarar el misterio Ovni?, aportando datos bastante crípticos. Reflexiones similares ofrecía 2 años antes Civilita Católica editada por la Compañía de Jesús, que decía con respecto a la posibilidad de vida en otros planetas, que los alienígenas no estarían sujetos al Pecado original, viviendo por ende en un verdadero paraíso espacial.
Tampoco faltaron impresiones más extremas , como por ejemplo, la del Clérigo británico Eic Inglesby, quien en 1955 denunciaba los riesgos producidos por los Ovnis “como fenómeno psíquico peligroso en su aspecto espiritual, imbuyendo falsas creencias”.

Los turbulentos sesenta

Aparte de fomentar el diálogo con otras religiones, Juan XXIII (el Papa Bueno) pensaba seriamente en la posibilidad de contactar con otras inteligencias, fuesen o no terrenales; “que pequeño sería Dios se después de crear este vasto Universo solamente lo poblamos nosotros”, exclamaba ante sus contertulios de mayor confianza. Quizás esa apertura de mente le permitió conectarse físicamente con seres del espacio en Castelgandolfo y conversar cara a cara con ellos, como lo relata su secretario personal en un libro de reciente aparición.
Aquella línea de actuación intento seguirla de manera tímida el futuro Papa Juan Pablo II, prueba de ello fue su participación en el Concilio Vaticano II (1964), interviniendo en la redacción del documento oficial donde la noción de que la vida “es Universal” aparece en numerosos párrafos.
El semanario Francés “Le Figaro” ofrecía una encuesta entre teólogos de diferentes regiones sobre “si los astros estuvieran habitados”. Los encuestados coincidían en la creencia de vida en otros mundos, si bien con matices.
Antes de la muerte de Paulo VI en 1978, éste le confió a unos pocos escogidos el dilema de divulgar o no la llegada de seres extraterrestres, ante una sociedad que consideraba mal preparada para dicho evento.

Los ochenta y la posición de la Iglesia

Entronizado en la cúspide papal, la historia demuestra que Juan Pablo II se vió obligado a canalizar su apostolado ante problemas más acuciantes, pero en cuanto al fenómeno Ovni aumentó la disidencia que desafiaba el encubrimiento impuesto desde Roma. Algunas filtraciones permitían vislumbrar la verdadera posición papal, “Si son reales, podrían estar más cerca de Dios que nosotros y guiarnos” se comentaba.
La citada relación entre ángeles y E.T´s, cuestionada desde siempre por portavoces de la Compañía de Jesús y la propia figura de Cristo que pasó de “visitante espacial” en los ochenta, a “redentor cósmico” en los noventa, generando nuevas e insólitas especulaciones.
Las alusiones a la Orden fundada por San Ignacio de Loyola tienen su fundamento, hace 20 años se rumoreaba acerca de un equipo de sacerdotes jesuitas que buscaban catequizar a los extraterrestres en unas instalaciones ocultas en EEUU. Se pretendía conseguir pruebas que evidenciaran la existencia de Dios. En el “Informe Cooper” (texto que expone las acciones de mítico “majestic-12” se dice que el gobierno norteamericano con el presidente Eisenhower al frente pidió consejo al Vaticano en 1956 sobre la procedencia de los Ovnis.

Evolución del pensamiento

La etapa de Juan Pablo II y su relación con la ufología reviste un interés singular, durante su papado se vivieron manifestaciones de perdón del Iglesia por los abusos cometidos, especialmente a los sabios aludidos al principio, caso concreto los postulados de Bruno y otros; lo que supone pasaron a tener validez plena. Por otro lado la posición ideológica mantenida por el Papa era el reflejó de las impresiones mantenidas al respecto conforme progresaba su formación teológica.
Desde sus años de estudiante ya había divisado fenómenos extraños en el cielo y la posición de Juan XXIII sobre la pluralidad de mundos habitados ya era conocida por Wojtyla. Por eso no debe sorprender, que durante su papado los sótanos de la Biblioteca Vaticana se abarrotaran de informes concernientes a la actividad extraterrestre. Informes que procedían de las reuniones confidenciales de la Comisión Teológica Internacional.
Desde 1981 esa Comisión compartía con la Congregación para la Doctrina de la Fe (antaño Inquisición), la tarea de controlar las disidencias internas de la Iglesia.
Esta peculiar aglutinación de poder había recaído en el Cardenal Josefh Ratzinger (hoy Papa Benedicto XVI), quien dejó patente un celo extremista en su labor. De hecho la web oficial –www.vatican.va- dispone en la actualidad de un verdadero muro electrónico en el apartado “archivos secretos” que impide cualquier consulta.
Igualmente algunos sacerdotes han salido a la palestra con sus declaraciones, es el caso de Monseñor Corrado Balducci, amigo personal de Juan Pablo II quién declaró en el año 2000 a la televisión Italiana: “Los Ovnis y los Extraterrestres son reconciliables con Dios. No son demonios, no debemos temerles, son como los ángeles de la Biblia”.
No hay duda de que el Vaticano está preocupado por el tema, porque acabarían obligados a actualizar su doctrina para los años venideros. Sean o no los Ovnis materia de fe, afortunadamente pueden analizarse aún desde puntos de vista netamente objetivos. Sólo resta dilucidar si el nuevo rumbo tomado por la Iglesia continuará teniendo en cuenta este enfoque.
Extracto nota Revista Año Cero

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