lunes, 17 de noviembre de 2008

Una visión interesante de la existencia:




Como todos los meses nos han enviado material abundante sobre distintos temas relacionados con la Misión, algunos aportan visiones interesantes que creemos contribuyen a ampliar nuestra capacidad mental y espiritual, es el caso de la
siguiente nota (la cual hemos resumido) que tiene como título: Conmigo o en mi contra (el final de la dualidad) por Melba Altagracia y que coincide en muchos aspectos con nuestra visión del tema.

“Por miles de años los humanos de la Tierra hemos estado viviendo la experiencia de la dualidad: el bien y el mal, el ego y el espíritu, el yin y el yang, el cuerpo y el alma, la luz y la oscuridad. Con el nivel de conciencia que los humanos hemos alcanzado en el siglo XXI es incomprensible que todavía hoy tantas personas acepten sin discernir las enseñanzas de las religiones, las cuales les repiten –y peor aún- inducen a los humanos a repetir palabras tales como: “soy pecador”, “No soy digno de que entres en mi casa”, etc. A fuerza de repetirlas estas palabras se internan en el subconsciente de la gente y los hacen actuar en consecuencia.
Y, en tal caso que tuviéramos que pagar por los errores de los primeros humanos hace ya más de 2OOO años que Jesús salvó a la Humanidad de su deuda Kármica acumulada hasta ese entonces, por medio de su gran sacrificio. Nuestro libre albedrío nos faculta para nosotros elegir si serviremos al bien (a la luz) o serviremos al mal (la oscuridad).
Cuando nos enseñan que ya nacimos inclinados hacia el mal (pecadores de nacimiento) nos están negando nuestro legítimo derecho a elegir.
Todos los grandes Maestros divinos, avatares que han venido a la Tierra se han empeñado en enseñarnos el camino por medio del cual podemos llegar a Dios, nuestro Padre. Jesús decía: “cuando ustedes recen, no imiten a los que dan espectáculo, les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que la gente los vea. Tú cuando reces, entra en tu pieza, cierra la puerta y ora a Tu Padre que está allí, a solas contigo. Y tu Padre. Que ve en lo secreto, te premiará” (Mateo 6: 5-6)
De acuerdo a esta enseñanza de Jesucristo ¿Necesitamos categorizarnos en una religión para hablarle a Dios, nuestro Padre?¿Necesitamos ir a un majestuoso edificio llamado “templo” a dar limosnas a cambio de comunicarnos con ÉL?.
Revisemos nuestras creencias y la fuente de las mismas, porque quizás nos estemos perdiendo de experiencias sumamente maravillosas.”Nada hay oculto que no llegue a ser descubierto, ni nada secreto que no llegue a saberse” (Mateo 10:26).
La dualidad no va a poder seguir ocurriendo en este Planeta, por la razón tan sencilla que este planeta está evolucionando junto con todo lo que hay en él, a un reino superior donde ni el ego, ni ninguna vibración negativa puede existir.
Las doctrinas religiosas han estado enseñando por milenios que Cristo es un personaje, alguien externo a nosotros, y no enseñan que Cristo es un estado del SER, de bondad, rectitud y virtuosidad.Debemos recorrer un camino interno de transformación y reconocimiento divino, al que llegamos llevando a la práctica las enseñanzas del Maestro, de unidad, Amor y compasión por todos los seres vivientes. Un camino de justicia, pureza de cuerpo y mente, conducta recta, capacidad de perdonar y buena voluntad; respetando y protegiendo la Creación y tratando a los demás como quisiéramos nosotros ser tratados.
Estamos evolucionando hacia la unión con Dios Padre, en donde experimentaremos la unicidad de toda la Creación y en estos reinos superiores no hay distinciones entre religiones o entre países, el Padre es el mismo para todos. Es tiempo de elegir: ¿Evolucionas o involucionas? “el qué no está conmigo está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama”.

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