sábado, 17 de septiembre de 2011

Reflexiones: Prejuicios



No juzguéis y no seréis juzgados.
Como juzguéis os juzgarán.
La medida que uséis para medir la usarán con vosotros.
Mateo 7, 1-2.

El único demonio es la inconciencia, que es la torpeza, la ignorancia o el fracaso en ver la vida como realmente es, entender a las personas como son y aceptar a los otros sin miedo. Mirar la vida más por medio de sistemas de creencia que con el corazón, ojos y pensamiento, he ahí el mal del mundo: inconciencia. Casi siempre, las personas no saben lo que están haciendo. La mayoría vive gran parte de sus vidas en la inconciencia, con identidades erróneas.
Conócete bien a ti mismo y de dónde proceden tus motivaciones antes de juzgar malo o bueno a nada o a nadie. En la realidad no hay bien ni mal. No existe bien ni mal en las personas, ni en la naturaleza. Existe solamente un juicio mental impuesto a esta o aquella realidad.
Para despertar hay que estar dispuesto a escucharlo todo, más allá de los cartelitos de buenos y malos, con receptividad, que no quiere decir “A ese señor, si no fuese tan santo, sería más fácil convencerlo de que anda equivocado.”
“Más vale el hombre que el sábado”, dijo Jesús. contrariando la programación más seguida por la religión judía. Y por eso mataron a Jesús, por blasfemo. ¡Cuántas veces habremos crucificado a Jesús con nuestras buenas intenciones!
El mundo de la realidad que vives es falso, porque está sujeto a conceptos. Los conceptos no son más que añadiduras que ha puesto tu cultura. ¡Qué peligrosa es la inconciencia!
Para liberarte de los prejuicios sólo tienes la conciencia. Es la conciencia la que te puede liberar. Siempre serás esclavo de las cosas de las que no eres consciente.
Sólo lo que surge de dentro, lo analizas, lo pasas por tu criterio y te decides a ponerlo en práctica asumiéndolo: es tuyo y te hace libre. Belleza es una manera de ver las cosas. ¡Mira la Creación! Espero que un día te sea dado el don de ver con el corazón. Y cuando estés viendo la Creación, no pretendas nada sensacional. ¡Tan sólo mira! Observa sin ideas. Mira la Creación.
Mira todo lo que alcance tu vista sin poner ningún nombre. Pasa más allá del concepto y ve la realidad que hay detrás de cada cosa. sin fragmentación, englobando, tratando de descu­brir la unidad. No podrás explicarlo con palabras porque no existen etiquetas para la realidad.

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