Que somos seres que nos alimentamos de energía no hay dudas, pero la energía del Sol es la principal para el funcionamiento de las “pilas” humanas, cuando el Sol nos llega, el día es alegría, somos felices, nos sentimos bien. Cuando el Sol no aparece en el cielo, estamos tristes, abatidos y sin ganas para hacer cosas. Ésta nota nos permite conocer mejor, esa fuente de energía y de vida a la que divinizaron tantas civilizaciones de la antigüedad.
Toda la energía que utilizamos, toda, absolutamente toda, se la debemos de una u otra forma al Sol. Sin Sol, lógicamente, la vida cesaría instantáneamente en medio de un gélido y definitivo cataclismo.
Ubicado a unos 150.000.000 de kilómetros de la Tierra, posee un volumen 1.300.000 veces más grande. Esta mole, cómo todos los cuerpos celestes conocidos, gira en torno a su propio eje. Su zona ecuatorial da una vuelta completa en 25 días mientras que las zonas polares demandan 10 días más para hacer los mismo. Este curioso fenómeno se debe a que no se trata de una “esfera rígida” como podría creerse, sino a una gigantesca sucesión de capas gaseosas que van adquiriendo mayor densidad a medida que se aproximan al centro. En su núcleo a más de 15.000.000 de grados de temperatura se producen la fusión atómica de 700 millones de toneladas de Hidrógeno por segundo para convertirse en Helio. En ese proceso unos 5 millones de toneladas de materia se convertirán en energía pura, que fluirá hasta la superficie generando luz y calor, magnetismo y radiaciones. Su superficie se ve sacudida por tremendas explosiones que proyectan materia y energía hasta 4 millones de kilómetros de altura.
La cantidad de luz solar que en un día llega a la Tierra, representa casi toda la energía que la humanidad consume en 3 años.
Revista Descubrir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario