jueves, 12 de abril de 2012
Los Elementales: 2ª parte
Es importante destacar que cada elemento se complementa con los otros para lograr un equilibrio. Si vemos en la naturaleza los elementos están en una lucha en la cual se logra el equilibrio natural. De la misma forma el ser humano tiene su lucha interna (entre el bien y el mal) y es también su deber lograr el equilibrio interior. Como consecuencia se puede pensar que no hay independencia de lo que es el equilibrio interno de todos los seres que habitan la Tierra, con el equilibrio externo del ambiente por lo tanto depende también de nosotros, puesto que todo está unido.
El hombre sólo cree lo que ve en una actitud netamente mental, por eso siempre ha negado la posibilidad de otro tipo de vida. Lo cierto es que el ser no podría sobrevivir si esto fuese así. Existen otras corrientes de vida paralelas al humano aunque no se vean. Paracelso, fue uno de los médicos más famosos en Europa en el siglo XVI; escribió; una obra inmensa que abarca tratados médicos, alquímicos, filosóficos y teológicos incluyendo “El libro de las Ninfas, los Silfos, los Pigmeos, las Salamandras y demás espíritus” publicado en 1591. En este último libro se inspiraron Goethe, los hermanos Grimm y Heine para realizar sus obras; también se encuentra información sobre los elementales en las escrituras hindúes, budistas y en la literatura cabalística. Hoy, a cuatro siglos de esto, todavía el hombre desconoce muchas cosas de esta corriente de vida.
Los elementales tienen cuerpos etéricos y se encuentran en la segunda dimensión (ya que están en un nivel menor de conciencia) conviviendo con el mundo vegetal y en el plano astral. Viven en el “doble etérico” de la Tierra. Debido a estas propiedades y características ha sido siempre difícil para los hombres el poder ver a los elementales. Los niños, los poetas, los videntes, los curanderos, los dotados con una segunda visión, hombres y mujeres que han sintonizado y están en paz con su entorno natural han sido quienes históricamente han tenido más oportunidades de entrar en contacto con los elementales. Los relatos de estos encuentros fueron al principio transmitidos oralmente por los narradores de historias, sabios y sabias, sacerdotes, brujas, criados y poetas.
Hadas, gnomos, elfos, duendes, enanos, ninfas, ondinas, salamandras, sílfides, componen este mundo mágico. Se les dé el nombre que se les dé, todos los países tienen su propias tradiciones sobre estos seres. Unos más traviesos que otros, unos más sabios que otros, son los guardianes de la Madre Naturaleza. Viven en el agua y en el aire, en los árboles y en la tierra, protegen a cualquier criatura, a cualquier ser vivo que sea necesario en la conservación del entorno en el que viven. Según el escritor, según la leyenda, las clases e historias de elementales pueden ser inmensas. Pero la mayoría coinciden en describir a seres inteligentes y mágicos, que huyen del ser humano con el cual no quieren tener demasiado trato.
“...toda la Naturaleza está llena de gente invisible... algunos de ellos son feos, otros, traviesos, muchos, tan hermosos como nadie haya jamás soñado, y... los hermosos no andan lejos de nosotros cuando caminamos por lugares espléndidos y en calma”.
Mythologies, W.B.Yeats.
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