lunes, 23 de abril de 2012

Ciudades sagradas del Mundo: Santiago de Compostela: El santuario del Apóstol



Durante más de 1.000 años, los peregrinos han recorrido los caminos de Europa con destino a la ciudad gallega de Santiago de Compostela. Muchos de ellos dedican meses al fatigoso viaje a pie o en bicicleta, pesando en los hospicios e iglesias situados a lo largo de la ruta. Todavía hoy su llegada a la gran plaza de la catedral de Santiago se celebra con risas y lágrimas.
En la catedral se conservan los restos mortales de Santiago, hijo de Zebedeo, apóstol y hermano de Jesús y santo patrón de España. Junto con Pedro y Juan, Santiago ocupa un lugar preferente entre los apóstoles; sólo ellos tres contemplan la transfiguración de Jesús.
Según la leyenda Santiago llegó a España tras la muerte de Jesús para predicar el mensaje de Cristo y luego volvió a Jerusalén. ¿Cómo acabó el apóstol en Santiago de Compostela? Santiago fue decapitado por Herodes Agripa en Jerusalén el año 44 DC, siendo el 1° apóstol que sufrió martirio. Según la leyenda, después de muerto, sus discípulos embarcaron el cuerpo en el puerto palestino de Jaffa y al cabo de 7 días, guiado por la mano de Dios y los vientos favorables, el barco que lo condujo llegó a las playas de Iria Flavia, en la costa atlántica de Galicia, a 32 kilómetros de la actual Santiago de Compostela. Trasladado en carreta, el cuerpo fue enterrado en el punto exacto donde los bueyes se detuvieron por propia decisión.
A principios del S. IX, el ermitaño Pelagio vio una lluvia de estrellas (campus stellae) que marco el descubrimiento de la tumba sagrada. El obispo de la diócesis la identificó como el sepulcro de Santiago el Mayor y sus dos discípulos Teodoro y Anastasio.
El rey Alfonso II se apresuró a proclamar a Santiago “santo patrón de su reino”; fue una decisión política muy hábil, pues España estaba por caer en manos de los moros y Santiago se transformó en el “campeón” del cristianismo español. El 1° santuario erguido por el rey Alfonso II se construyó sobre la tumba hallada por Pelagio. La catedral actual, cuyo interior es magnifico ejemplo del estilo romántico, se comenzó a construir en el 1078.
Durante la fiesta de Santiago, la plaza del Obradoiro, frente a la catedral, se llena del sonido de gaitas y tambores. Grupos folclóricos reviven danzas tradicionales ante multitud de peregrinos. Las festividades terminan con in espectacular castillo de fuegos artificiales que iluminan la catedral. Mientras, dentro de la catedral durante la misa dedicada al santo, se enciende el botafumeiro; un gigantesco incensario manejado por 8 hombres que oscila a través de toda la nave y al que se le hace describir un inmenso arco que de dibuja desde el suelo hasta el techo.

(Extracto del “Atlas de lo Extraordinario: Lugares misteriosos”).

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