jueves, 14 de julio de 2011

Para Pensar: Encontré a Dios en el parque



Había una vez un pequeño niño que quería conocer a Dios. Sabia que seria un largo viaje para llegar a donde Dios vivía; entonces empaco su pequeña maleta con unos cuantos panecillos y un paquete de seis cajitas de jugos naturales, antes de emprender su partida. Cuando se encontraba a seis cuadras de su casa, se encontró con un parque, estaba cansado y decidió descansar en una de sus bancas. En la banca del frente, observo a una viejecita con aspecto humilde y vestidos raidos, que contemplaba algunas palomas.
El niño se sentó junto a ella y abrió su maletita. Estaba a punto de tomarse su jugo, cuando noto que la viejecita se veía hambrienta, entonces el le ofreció un panecillo. Ella agradecida lo acepto y se sonrió. Su sonrisa era tan hermosa y profunda, que el niño quiso verla nuevamente, entonces le ofreció un jugo. De nuevo ella le sonrió. ¡El niño estaba encantado!. Se quedaron sentados toda la tarde comiendo y sonriendo, pero nunca se dijeron una sola palabra. La sola presencia de la anciana le daba seguridad, confianza y despertaba en el los más nobles sentimientos. Tan pronto como empezó a oscurecer, el niño preocupado porque sus padres sentirían su ausencia, se levanto para irse, se dio la vuelta, corrió hacia la viejecita y le dio un abrazo. Ella le regalo una hermosa sonrisa como nunca antes había sonreído.
Cuando el niño abrió la puerta de su casa, su madre aunque preocupada por su demora, estaba sorprendida por la felicidad que resplandecía en su rostro. Ella le pregunto: “Que hiciste el día de hoy que te veo tan feliz?”. El le contesto: “Encontré a Dios en el parque… Y sabes que? ¡Tiene la sonrisa mas bella que he visto!”
Mientras tanto la viejecita, también con una radiante felicidad, regreso a su pobre rancho en los arrabales de la ciudad. Su hijo, que acababa de llegar de su empleo ocasional, estaba anonadado por la paz que mostraba en su cara y le pregunto: “Madre, que hiciste el día de hoy que te siento tan feliz?”. Ella contesto: “Te cuento que comí panecillos, en el parque, con Dios … Y sabes que? ¡Es mas joven de lo que esperaba!”

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