martes, 5 de julio de 2011

La arquitectura de la Nueva Era: Casas Biológicas



Casi todas las viviendas son espacios “enfermos” que oprimen la mente y el cuerpo de quienes vivimos en ellas. Deberían ser nuestros templos espirituales y no nuestras tumbas.
Sin embargo comienza a abrirse paso una nueva arquitectura que busca sacralizar nuestros domicilios gracias a nuevos diseños: volúmenes abiertos, formas esféricas y proporciones sagradas.
La nueva arquitectura íntimamente ligada con la nueva conciencia concibe el hogar como un “templo” en su mas amplia expresión. La propia casa deviene un lugar “bendito” que reclama atmósferas mas acogedoras, cálidas e íntimas. Hoy la nueva forma de estar y convivir “con la tierra” está generando un nuevo modelo de arquitectura. El interés por canalizar las energías sutiles, la preocupación por el equilibrio entre lo masculino y lo femenino, entre la línea recta y la curva, están siendo transferidos también a la forma de configurar los espacios en que se desarrolla nuestra vida.
Dentro de éste nuevo modelo la cúpula se configura como uno de los elementos básicos para distribuir el espacio, las formas redondeadas nos vuelven a llevar al punto engendrador del Universo. Así mientras la tradicional esquina representa el espacio limitado y retiene la negatividad; la cúpula y las formas redondas lo expanden y no retienen lo negativo. La cúpula configura una arquitectura orgánica y apuntan más allá de la tridimensionalidad, marcando el anhelo de habitar un espacio universal, sin límites.
Junto a la cúpula, las nuevas técnicas tienden a incorporar grandes ventilaciones, que posibilitan disfrutar del paisaje circundante. La transparencia del cristal nos acerca a la naturaleza, permitiéndonos vivir el espacio interior y exterior (ya no ser prisioneros de 4 paredes). El número áureo es otro de los elementos indispensables de la nueva arquitectura. Desde la antigüedad los geómetras y filósofos supieron la existencia de una proporción privilegiada, el número de oro. Concretamente, es la división de un segmento en dos partes desiguales, en tal proporción que la mayor sea a la menor como el todo es a la mayor (numéricamente expresado sería es equivalente a 1,6188033989). Encontramos el número áureo en toda construcción que pretende trasmitir un conocimiento universal (las pirámides de Keops, las catedrales góticas, el Partenón, etc.).
Éste “sello divino” se encuentra en la naturaleza por doquier: Es el número que rige la creación y la relaciona con todo, lo pequeño y lo grande y viceversa.
El espiral también se rige por el número áureo. Como forma asociada a un significado profundo, la espiral es un símbolo de la eternidad, una imagen que nos hace accesible el infinito. Expresa la alternancia de las polaridades, pues en su perpetuo girar engloba los principios de expansión y de contracción.
Extracto de “La Arquitectura Del Nuevo Milenio

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