Desde hace miles de años ha existido una extraordinaria enseñanza que es universal en su aplicación y eterna un su sabiduría. Estudiar y practicar éstas enseñanzas es reactivar en todos los hombres un conocimiento intuitivo que puede resolver sus problemas individuales y los problemas del mundo.
Los esenios, esa misteriosa hermandad que vivió durante los últimos dos a tres siglos antes de Cristo y el siglo I de la era cristiana en el Mar Muerto en Palestina y en el Lago Mareotis en Egipto, han sido los que trasmitieron ese conocimiento en forma mas pura.
Vivian en las costas de los lagos y los ríos, practicaban la vida comunal, compartiendo todo.
Fueron agricultores y arboculturistas, que tenían un vasto conocimiento de cultivos, del suelo, del clima, que les permitió cultivar una gran variedad de frutas y legumbres.
No tenían servidores, ni esclavos, no había ni ricos, ni pobres entre ellos. Establecieron su propio sistema económico, basado en la ley y en su respeto.
Llevaban una vida sencilla y regular, levantándose al salir el Sol para comulgar con la naturaleza, bañándose en agua fría y usaban vestiduras blancas. Después de su trabajo diario en los campos y viñedos, compartían la comida en silencio y en su profundo respeto por las cosas vivientes nunca tocaban alimentos de carne, ni bebían bebidas fermentadas.
Su forma de vida les permitía vivir hasta los 120 años y más.
(Extractado del “Evangelio De Los Esenios” De E.Bordeaux).
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