viernes, 9 de marzo de 2012
Un poco de Historia: Los Dogones (un pueblo milenario)
Ocupan desde hace casi mil años las tierras de Malí. Hasta allí se llevaron una rica mitología y asombrosos conocimientos astronómicos que sólo la ciencia actual ha podido contrastar, descubriendo que eran ciertos. La tradición de los dogones señala a las estrellas y a sus dioses llegados de lejanos mundos.
Actualmente viven en Malí 300.000 dogones, todos ellos ocupan una ancha franja ubicada a 400 kilómetros al sur de Tombuctú y en la llanura de Biandagara. El mundo occidental conoce de éste pueblo primitivo, gracias al antropólogo francés Marcel Griaule y al escritor Robert Temple, quien dio a conocer los conocimientos astronómicos de los dogones en su libro “El misterio de Sirio”.
Éste pueblo sabía de la existencia de la estrella Sirio A (el astro mas brillante de la constelación del Can Mayor) situada a 8,7 años luz de la Tierra. Pero lo más llamativo es que estaban también al corriente de que aquella estrella tenía una compañera que ellos, en sus mitos llamaban “Digitaria”. La descubrió el astrónomo Alvan Graham Clark en 1862 gracias al uso de telescopios, bautizándola como Sirio B. Y lo más sorprendente: conocían la existencia de Sirio C, llamada por ellos “Sorgo Hembra” (Sol de las mujeres). La ciencia necesito llegar a 1995 para que los astrónomos franceses Daniel Benest y J.L. Duvent identificaran a ésta enana roja que convertía a aquel conjunto de estrellas en una tríada.
Por si fuera poco, las leyendas de este pueblo explican cuál es la duración de la órbita elíptica de Sirio B alrededor de Sirio A (50 años). Pero hay más, los dogones decían de Sirio B que “es más pesada que toda la materia de la Tierra” y tenían razón: pese a tratarse de una enana blanca, el físico Sir Arthur Eddington descubrió en 1926 que se trataba de un astro de enorme densidad, algo que el pueblo dogon ya sabía.
¿Quién trasmitió estos conocimientos al pueblo dogon? Ellos hablan de unos dioses instructores, una especie de antiguos astronautas, de criaturas anfibias a las que denominaron Nommos. Seres que, amos del agua y dispensadores de la lluvia, según dichos mitos, vinieron del espacio exterior para civilizar al mundo, seres que aseguraban proceder de ¡Sirio!. Dioses que, según los dogones, anunciaron que retornarán a la Tierra.
Extractado de Revista “Más Allá”.
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