sábado, 22 de mayo de 2010

Editorial: Abril 2006

A veces en el afán de trasmitir un mensaje que sentimos verdadero en lo más profundo de nuestro ser, no reparamos en los errores que cometemos en aras de inculcar ese mensaje y despertar la conciencia de otros seres humanos. No respetamos su evolución personal, lo tildamos de negativo, de pesimista, de necio, lo dejamos para atrás y lo hacemos a un lado; incluso llegamos a creernos superiores.
No entendimos todavía que cada ser humano eligió su propio camino y cómo y cuando y en que tiempo lo va a recorrer. Ni siquiera nosotros sabemos si lo vamos a lograr en ésta encarnación o todavía deberemos visitar otros Planetas de 3° dimensión para aprender lo que no hemos aprendido todavía.
Parte de ese aprendizaje es respetar al otro, su forma de pensar, su forma de “actuar” en la vida, su forma de sentir; debemos sugerir, aconsejar, más no imponer nuestra forma de pensar. Llegado el momento, cada uno sabrá a que altura del proceso que nos lleva inevitablemente al Padre-Madre creador se encuentra y no somos quienes para quitarle a otro la experiencia de equivocarse, de caerse y volverse a levantar.
Somos almas, espíritus, chispas de Dios, viviendo una experiencia material que nos permite catapultarnos a dimensiones superiores de conciencia, depende de nosotros y sólo de nosotros lograr ese objetivo.

¡ Qué la Fe, el Amor y la Paz nos acompañen ¡ Hermanos del Boletín

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