miércoles, 2 de junio de 2010

¡Hay que plantar! Semillas milagrosas (primera parte)



Que tu alimento sea tu medicina, y que tu medicina sea tu alimento, enunció Hipócrates, considerado el padre de la medicina, 400 años antes de Cristo. es que desde esas remotas épocas se sabe que todo lo que el ser humano precisa para mantenerse sano o para curar sus enfermedades puede hallarse en la Naturaleza y muy especialmente en el reino vegetal. Las proteínas, grasas, hidratos de carbono, vitaminas y minerales que nuestro organismo precisa para funcionar correctamente se obtienen básicamente de las plantas y si bien estamos acostumbrados a consumir hojas, frutos, tallos y raíces pocos sabemos que el mayor potencial energético de los vegetales se obtiene de las semillas, un concentrado de vitaminas y minerales cientos de veces superior a cualquier complejo vitamínico sintetizado en laboratorio.
Por eso consumir regularmente semillas es un método natural y eficaz para combatir diversas enfermedades siempre que se lo haga correctamente y con la suficiente continuidad.

Las semillas: una fuente de energía vital
No matéis a hombres ni a animales, ni siquiera al alimento que llevéis a vuestra boca. Pues si coméis alimento vivo, el mismo os vivificará; pero si matáis vuestro alimento, la comida muerta os matará también. Pues la vida, viene sólo de la vida.
Esta frase, pronunciada por Jesús ante sus discípulos, es uno de los tantos pasajes bíblicos que hablan sobre la correcta alimentación humana. Allí se resalta la importancia de no ingerir carne, ya que es preciso matar previamente al animal para alimentarse de su cuerpo y por lo tanto, de este modo, el hombre se alimenta de muerte.
La fruta y la verdura, en cambio, son alimentos vivos y los mismo sucede con las semillas, que poseen en germen toda la potencia de la futura planta. El momento en el cual toda esta energía de reserva que posee la semilla se activa es al iniciarse la germinación, ya que durante ese proceso se pone en marcha una auténtica fábrica productora de enzimas y otras sustancias, biológicamente activas.

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