sábado, 12 de noviembre de 2011

Editorial: Julio 2004

Los griegos muchas veces representaban el alma humana con la imagen de una diminuta mariposa. Ellos sostenían que el espíritu precisa atravesar períodos de quietud casi absoluta para evolucionar y alcanzar así su libertad. Los asirios, quienes también hicieron un paralelo entre la mutación del espíritu y el desarrollo de la oruga a mariposa, compararon éste proceso con el de una virgen que dará a luz a un nuevo ser.
Muchos de nosotros hemos escuchado decir que la Humanidad atraviesa un momento de transición y que la crisis que el ser humano experimenta es pasajera. Sin embargo, quienes se sienten atrapados por las circunstancias que los rodean, limitados en sus anhelos de paz, de amor y de felicidad tienen una gran dificultad para conectarse con esa verdad esencial y realizar el trabajo espiritual que los tiempos exigen.
Sólo aquellos que fortalezcan la voluntad y comprendan su misión, romperán el capullo y verán la Luz (como la mariposa). Sólo quienes confíen en que toda crisis nos enseña a crecer dejará el dolor para siempre.
La Tierra se acerca rápidamente a la 4ª dimensión y es el momento de romper el capullo que nos aprieta y transformarnos en mariposas de Luz, que irradien su energía y conocimiento para toda la Humanidad.
¡Ahora es el tiempo en que el tiempo es ahora!

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