Existe un episodio en particular acerca de las curaciones milagrosas de Cristo que apunta hacia la reencarnación:
"Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento. Y le preguntaron sus discípulos: 'Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego?' Respondió Jesús: 'No es que pecó éste ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él." (Juan 9:1) Los discípulos le preguntan al Señor si ese hombre por sí mismo pudo haber cometido un pecado que lo llevó a su ceguera. Dado el hecho de que ese hombre era ciego desde su nacimiento, nos enfrentamos aquí a una pregunta provocadora. ¿Cuándo pudo haber sucedido que hiciera tales transgresiones como para acarrearle como consecuencia la ceguera desde nacimiento? La única respuesta concebible se encuentra en algún tipo de estado prenatal. El simple hecho de que los discípulos hicieran la pregunta presupone la creencia en una existencia antes del nacimiento. Debe hacerse notar que Cristo no dice nada para corregir o contradecir esta suposición. He aquí un argumento incontrovertible en apoyo de la doctrina de la preexistencia del ser humano.
Sumamente
elocuente respecto a la reencarnación es el episodio en el cual
Jesús personal e indiscutiblemente identifica a Juan el Bautista
como Elías. "Porque todos los profetas y la ley profetizaron
hasta Juan. Y si queréis recibirlo, él es aquel Elías que había
de venir". (Mateo 11:13-14) "Entonces sus discípulos le
preguntaron, diciendo: 'Por qué, pues, dicen los escribas que es
necesario que Elías venga primero?' Respondiendo Jesús les dijo: 'A
la verdad, Elías viene primero, y restaurará todas las cosas. Mas
os digo que Elías ya vino, y no le conocieron, sino que hicieron con
él todo lo que quisieron; así también el Hijo del Hombre padecerá
de ellos.' Entonces los discípulos entendieron que les había
hablado de Juan el Bautista." (Mateo 17:10-13)
He
ahí entonces de nuevo una específica declaración de
pre-existencia. A pesar del edicto del Emperador Justiniano y la
contra reacción hacia Orígenes, existen firmes y explícitos
testimonios de pre-existencia del espíritu tanto en el Antiguo como
en el Nuevo Testamento. Ciertamente y a pesar de la prohibición en
contra de Orígenes, los teólogos cristianos contemporáneos
reconocen la pre-existencia como uno de los elementos de la teología
judeocristiana.
Ahora
que, respecto al episodio citado de Juan el Bautista-Elías, queda
muy poco margen para cuestionar las razones de la declaración de
Jesús. Al identificar claramente al Bautista como Elías, Jesús se
identifica a sí mismo como el Mesías. Esto era necesario porque al
haber en la narrativa de los Evangelios las señales específicas que
habrían de preceder la llegada del Mesías, al negar que Juan el
Bautista no era Elías, de hecho se negaba que Jesús pudiera haber
sido el Mesías. He aquí yo os envío el profeta Elías, antes de
que venga el día de Jehová, grande y terrible". (Malaquías
4:5) Esta es una de muchas promesas mesiánicas que se hallan en el
Antiguo Testamento. Una de las señales de que el verdadero mesías
había llegado, de acuerdo con este pasaje de Malaquías, es que él
sería precedido por un precursor, por Elías.
Jesús
a veces era tomado como la reencarnación de alguno de los profetas.
En Marcos 8:27, Jesús pregunta: "¿Quién dicen los hombres que
soy yo?" El consenso de opinión pareciera haber sido de que Él
era la reencarnación ya sea, de Juan el Bautista o de alguno de los
profetas del Antiguo Testamento. El hecho de que muchos opinaran así
demuestra que la reencarnación era un concepto ampliamente difundido
y aceptado en el Israel contemporáneo de Jesús.
Y
los reencarnacionistas pueden encontrar apoyo en las escrituras para
la pre-existencia personal desencarnada. Orígenes tomó Efesios 1:4
como prueba para este aserto: "Según nos escogió en él antes
de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha
delante de él." Jerónimo, tan incómodo como Justiniano acerca
de la pre-existencia, interpreta este pasaje dándole el significado
de nuestra pre-existencia no en forma desencarnada sino simplemente
en la mente de Dios (Contra Rufino 1:22) y por cadena de pensamientos
Dios escogió a los elegidos antes de la creación del mundo. La
distinción entre una y otra forma de pre-existencia es demasiado
indefinida, porque Jeróninmo precisa de que distingamos entre lo que
existe como espíritu y como lo que existe como idea. Pero aun cuando
esta forzada interpretación intente desviar el debate hacia zonas
muy ambiguas, permanece el hecho del pasaje de Pablo como una clara
indicación y testimonio de las escrituras hacia el concepto de
pre-existencia del espíritu, sin el cual no podría explicarse la
reencarnación.
SISTO Paz
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