“La actual creación es una de las tantas que ha habido, siendo los movimientos que caracterizan a nuestro material, la expansión y la contracción. Es como los latidos del corazón humano, siendo la expansión la creación y el día; mientras que la contracción es la finalización del proceso, es la noche. A toda noche le sigue un día. El universo material ha sido creado desde el universo mental y éste a su vez es una emanación del universo espiritual. El universo material posee siete dimensiones, y por ello los seres humanos tenemos siete cuerpos para actuar en esas siete dimensiones. La conciencia de los mismos será despertada a través de siete centros de energía que se encuentran en nuestro sistema nervioso. El desarrollarnos a través de disciplinas, nos permitirá actuar conscientes y responsables con aquellos cuerpos en dichas dimensiones que son diferentes niveles vibratorios, todos ellos necesarios para la superación y aprendizaje del ser”.
La creación y el hombre como parte intrínseca de ella, están ligados en una rueda que gira en torno a la evolución de un universo que se rige por Leyes y se “divide” en dimensiones o puertas de contacto y aprendizaje, en las cuales podemos interactuar “saltando” de una y otra por medio de filamentos invisibles, que como autopistas del espacio, conectan las vías del exterior con el mundo interno, ese cosmos de luz que yace iluminado por el Sol Central que mora en cada uno de nosotros.
La activación de ese Sol se logra a través de la sintonización y equilibrio de nuestros cuerpos, vehículos de adiestramiento, para crecer en conciencia tras la aplicación y comprensión de las Leyes o Verdades Únicas que nos guían por el sendero de las Virtudes o expresiones del AMOR. Y para alcanzar este nivel de perfección debemos hacerlo de acuerdo al orden del Universo septernal.
Sabemos que el universo material ha sido generado por el universo mental, que a su vez, ha sido emanado del universo espiritual. El universo material posee siete dimensiones, por ello los seres conscientes y pensantes tienen siete cuerpos que los capacitan para actuar en aquellas siete dimensiones. Para despertar la conciencia en cada uno de los siete cuerpos, se requiere activar los siete centros o vórtices de energía interior (chakras) ubicados a lo largo de la columna y la cabeza; y ello se logra cuando llegamos a conocer y vivenciar las siete leyes y principios universales que rigen la creación.
El propósito de alcanzar esta concientización es que a través de la acción material dirigida con conciencia, lo mental puede llegar a experimentar la esencia espiritual.
¿Cuerpos?, ¿dimensiones?, ¿niveles?, ¿leyes?...
Todos siete. ¿Qué representa este número para la creación y cuál es la diferencia o definición de cada uno de estos conceptos que parece se entrelazan uno al otro?
Empecemos por el número 7 o como lo llaman los entendidos la Clave 7.
El siete es el número del orden universal septernal (siete son las dimensiones del universo material en que nos desenvolvemos - siete son las Leyes Universales o principios de la verdad). También nos recuerda que la perfección es alcanzable, pero para ello hay que esforzarse, luchando por vencerse a uno mismo. Es por esto que hay que llegar al nivel siete de conciencia para lograr la Cristificación, en donde nos unimos al Profundo Amor de la Conciencia Cósmica, al Padre Creador, a La Esencia o El Absoluto, a través de la unión en UNO de los tres universos o manifestaciones de DIOS.
En otras interpretaciones, el número siete simboliza el estado de totalidad e indica que se ha superado una etapa especial en un momento dado. Todo en la creación recorre siete etapas, luego viene un momento de descanso. El Siete es un punto final que obliga a un reposo para después comenzar una serie de siete nuevos pasos.
Sixto Paz Wells
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