Durante mi último curso en la escuela, nuestro profesor nos puso un examen.
Leí rápidamente todas las preguntas, hasta llegar a la última, que decía lo siguiente:
"¿Cuál es el nombre de la mujer que limpia la escuela?"
Creí que se trataba de una broma.
Yo había visto muchas veces a la mujer que limpiaba la escuela. Era alta, de cabello oscuro y como de unos cincuenta años. Pero. . . ¿cómo iba a saber su nombre?
Entregué mi examen, dejando un espacio en blanco en lugar de la última respuesta.
Antes de que terminara la clase, alguien preguntó al profesor si la última pregunta contaría para la calificación del examen: “Por supuesto”, respondió el profesor. “En sus vidas ustedes conocerán muchas personas. Todas son importantes. Todas merecen su atención y cuidado, aunque sólo les sonrían deseándoles un buen día”.
Yo nunca olvidé esa lección.
También aprendí que su nombre era Dórothy.
domingo, 1 de diciembre de 2019
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