jueves, 22 de septiembre de 2016

El temido número 13

El origen etimológico de la palabra trece tenemos que retrotraernos al latín pues en dicha lengua se encuentra aquel, más exactamente en el término tredĕcim.
El trece (palabra que se representa en números a través de la unión del 1 con el 3) es la cifra perteneciente al grupo de los números naturales que sucede al doce (12) y está antes que el catorce (14). El trece también se reconoce como el número primo que se presenta tras el once (11) y aparece antes que el diecisiete (17).

Hay un mito alrededor de este número que trae mala suerte,  que hay que cuidarse ese día, y cuidarse aún más si es un martes 13 o viernes 13 porque todo saldrá mal…Esto es un gran error…Este día es un día de una fuerte energía, hermosa energía, tal es así que las sanadoras o hechiceras se reunían los días 13, de ahí viene “día de reunión de brujas”… 
Jesús, al estar con sus 12 discípulos, era “el factor+1”, o sea 13 que completaba el círculo.  Los caballeros del Rey Arturo eran 12 y éste era el caballero número 13 en las reuniones de la Mesa Redonda. En la medicina tradicional china, los meridianos que recorren nuestro cuerpo son 13. La escala musical completa con sus sostenidos es de 13 tonos.

Los Mayas lo tienen como número sagrado: 13 Lunas, 13 tonos lunares… El Calendario Maya incluye 3 cuentas, las cuales funcionan en sincronía perfecta: la Cuenta galáctica – solar- lunar, cuya duración es de 365 días divididos en 13 lunas de 28 días más el día fuera del tiempo, iniciándose con el despuntar de la estrella Sirio el 26 de julio.
Los Mayas trabajaron la sabiduría  de la vibración del 13, ya que este número primo nos permite volver “al cielo”, volver a casa, recordando, reencontrándonos con nuestro Ser Esencial.  Más que hablar del 13 los Mayas hablaban del 12 + 1, en donde el 12 representa el número del templo y el 13 del Altísimo (por ejemplo, muchos monumentos presentan 12 columnas + 1 altar).  Se dice que hasta el número 12 se manifiesta la materia, como en las 12 hélices del ADN (nuestro código genético), y que “el factor + 1” hace la unión con lo espiritual.
Por la importancia de esta unión de los planos material y espiritual, es preciso abandonar todo lo que se relaciona con la frecuencia del 12 (como el calendario gregoriano, como el reloj 12:60), ya que nos encarcela en la identificación con la materia.  Al reconocer la vibración del 13 nos identificamos con una más alta vibración del ser.  El número 13 es la sutilidad del espíritu que reina sobre la materia.
El Calendario Sagrado de 13 Lunas es lo que tenemos, “aquí y ahora” para volver a la conciencia y experiencia multidimensional que nos es natural. 


Los Mayas encontraron cosas significativas, porque era un pueblo muy observador de los ciclos y vieron que cada vez que la tierra regresaba al mismo sitio en la bóveda celeste ocurrían 13 lunaciones completas, también con esa misma observación encontraron que en el cuerpo humano tenemos 13 grandes articulaciones en nuestro cuerpo que enseguida se explicarán:

Tono 1 en el talón del pie derecho
Tono 2 en la rodilla derecha
Tono 3 en la cadera derecha q es donde flexionamos la pierna
Tono 4 en la muñeca de la mano derecha
Tono 5 en el codo del brazo derecho
Tono 6 en el hombro derecho
Tono 7 es en la parte central de nuestro cuerpo que es el cuello
Tono 8 es el hombro izquierdo
Tono 9 codo izquierdo
Tono 10 muñeca de la mano izquierda
Tono 11 cadera izquierda
Tono 12 rodilla izquierda
Tono 13 tobillo del pie izquierdo

Un Universo de 13 dimensiones?
El físico teórico Itzhak Bars ha sido el primero en proponer una segunda dimensión temporal para poder explicar mejor las leyes que rigen el universo.
Itzhak ha estudiado el tiempo durante mucho tiempo (¿suena extraño, no?). Desde hace una década que intenta explicar el papel que juega el tiempo en las leyes básicas de la física, tales como las que describen la materia, la gravedad y las demás fuerzas de la naturaleza.
Esas leyes son exquisitamente exactas. Einstein domó las ecuaciones que describen la gravedad con su teoría de la relatividad general, y la teoría del quántum explica cada matiz de la materia y otras fuerzas, como la fuerza de atracción que mantiene el núcleo de un átomo unido. Pero no tenemos ningún grupo de leyes que expliquen ambos mundos de manera simultánea. Bars cree que la pieza que falta para armar este rompecabezas es una dimensión oculta del tiempo.
Si, sabemos que es una idea extraña, pero podría funcionar. Esta idea también necesita de una dimensión espacial adicional. Suena como el argumento de un capitulo malo de “The Twilight Zone,” pero estas dos dimensiones extras harían compatibles las leyes que explican la física de lo muy grande con la de lo muy pequeño.
A los pobres mortales acostumbrados a desenvolvernos en un universo de tres dimensiones físicas (adelante-atrás, derecha-izquierda y arriba-abajo) y una temporal (antes-después) nos suena un poco extraño todo esto, pero para los físicos es lo mas natural del mundo. De hecho, la teoría mas aceptada, llamada M, era la que mejor explicaba el universo hasta que Bars postulo la suya. 

M necesitaba de 10 dimensiones espaciales y una temporal para funcionar. La de Bars emplea 13 en total: 11 físicas y dos temporales.
Bars destila optimismo: “Mi esperanza es que este camino nos lleve a una teoría completa.” Seguramente no será algo sencillo de comprender por todo el mundo, pero permitirá explicar el universo, que no es poca cosa.

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