lunes, 16 de mayo de 2011

Para Pensar: La fábula del elefante



Para algunos es conocida esta bella fábula, pero igual creemos que vale la pena recordarla: tres ciegos de juntaron en torno de un elefante y, desorientados, quisieron saber frente a qué estaban. Uno de ellos estiró la mano y tocando la trompa dijo: Es una cuerda.
Otro de los ciegos, queriendo saber de qué se trataba, comenzó a dar manotazos al aire hasta que se topó con una pata del elefante, por lo que concluyó: Es una columna.
El tercer ciego no creyó en los dichos de sus compañeros. Caminó por uno de los laterales, elevando su brazo, y al encontrarse con el cuerpo del animal exclamó: Es una pared.
Lo que sigue es fácil de imaginar. Los tres hombres discutieron con pasión, en defensa de lo que creían su verdad. De más está decir que ninguno intentó comprender lo que había percibido el otro. Convencidos de que sólo puede haber “un punto de vista”, cada uno de los hombres tomó una parte, desconociendo por completo el todo.
Por medio de esta historia podemos aprender que aunque la verdad es una sola, las perspectivas para enfocarla son infinitas. Que cuando somos superficiales y egocéntricos lo único que hallamos es la mentira que nos merecemos. Que únicamente por medio de la solidaridad, de la unión, se llega a comprender la esencia del ser. Que la subjetividad y los sentidos inducen al error. Que los esquemas fijos de pensamiento empobrecen, lejos de enriquecer. Que para ver hace falta más que un par de ojos, se necesita un corazón noble, deseoso de hallar la verdad, un espíritu sincero, dispuesto a aceptar el error y una mente lúcida, capaz de transponer los condicionamientos.

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