martes, 10 de mayo de 2011
Cartas de un Ángel: Carta diecinueve
Dios sabe que si tu obtienes más información vas a cambiar el curso de la historia. Pero tiene que ser por tu cuenta. Nada ha cambiado. Tu eres el que va a cambiar. Tu has llegado a la etapa donde tienes que crecer y tomar las decisiones. Si tu vida irremediablemente está sin rumbo, tu eres el único que debe tomar la decisión sobre el camino a seguir. ¿No estás cansado de estar atrapado dentro de un sistema donde no puedes tomar tus propias decisiones? Si tu piensas que tus manos están atadas, estas equivocado. Sigue adelante y haz lo necesario para librarte de los bajos instintos que han estado alimentando tu cuerpo y tu mente. Tu no tienes que ser como los demás. Tu mente y tu cuerpo son tuyos, sólo tuyos.
Ahora, tienes que convocar a tu espíritu para completar el ciclo. Todavía hay esperanza. Tu no tienes que mantenerte siempre en los niveles bajos o negativos.
Si tu no te sientes realizado o si eres infeliz de cualquier manera, nunca llegaras a los niveles positivos. Éstos niveles son solo para la gente feliz sin importar la fama o fortuna.
La mente es inestable, turbulenta, terca y muy fuerte. Podría ser la peor enemiga del alma cuando está bajo el control del cuerpo.
Tu fuerza interior tiene el poder de controlar la mente para que ésta no deambule sin control. Es posible lograr la felicidad total cuando la mente se libra de toda contaminación material y busca la presencia de Dios en el alma.
Para empezar con este proceso es esencial evitar cualquier reacción por las acciones pasadas, no importa lo que sucedió en el pasado. Tu tienes que perdonarte sin quedarte con el remordimiento y empezar una nueva aventura. “Yo estoy libre de mi pasado, de mis errores y no siento ningún remordimiento, porque no voy a reincidir. Dios está ahora en mi corazón y nada puede hacerme daño. Yo estoy en paz, y amo a todos los seres humanos. Yo veo a Dios en cada uno de ellos como veo a Dios dentro de mí.”
El Bhagavad-Gita dice:
“Aquel que me ve en todas partes y ve todo en mí, nunca me perderá y Yo nunca lo perderé.”
Extracto de “Cartas de un Ángel” de Oscar Castagna.
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