lunes, 10 de enero de 2011

Para Pensar: La Gran Misión



Dios estaba en el cielo mirando cómo actuaban los seres humanos en la Tierra. Entre ellos la desolación reinaba. ¡Más de 7 mil millones de seres humanos son pocos para alcanzar la magnificencia divina del amor! Suspiró el Señor.
El Padre vio tantos humanos en guerra, esposos y esposas que no contemplaban sus carencias, ricos y pobres apartados, sanos y enfermos distantes, libres y esclavos separados, que un buen día reunió un ejército de ángeles y les dijo: ¿Veis a los seres humanos? ¡Necesitan ayuda! Tendréis que bajar vosotros a la Tierra.
¿Nosotros? Dijeron los ángeles ilusionados, asustados y emocionados, pero llenos de fe.
Si, vosotros sois los indicados. Nadie más podría cumplir esta tarea. ¡Escuchad!: Cuando cree al ser humano, lo hice a imagen y semejanza mía, pero con talentos especiales cada uno. Permití diferencias entre ellos para que juntos formasen el reino. Así lo planee. Unos alcanzarían riquezas para compartir con los pobre. Otros gozarían de buena salud para cuidar a los enfermos. Unos serian sabios y otros, muy simples para procurar entre ellos sentimientos de amor, admiración y respeto. Los buenos tendrían que rezar por los que actuaran como si fueran malos. El paciente toleraría al neurótico. En fin, mis planes deben cumplirse para que el ser humano goce, desde la Tierra, la felicidad eterna. Y para hacerlo: ¡vosotros bajaréis con ellos!
¿De qué se trata? Preguntaron los ángeles inquietos. Entonces el Señor explicó su deber: Como los hombres se han olvidado de que los hice distintos para que se complementasen unos a otros y así formaran el cuerpo de mi Hijo amado; como parece que no se dan cuenta de que los quiero diferentes para lograr la perfección, bajarán ustedes con francas
distinciones.
Y dio a cada uno su tarea: -Tu tendrás memoria y concentración de excelencia: serás ciego.
-Tu serás elocuente con tu cuerpo y muy creativo para expresarte: serás sordomudo.
-Tu tendrás pensamientos profundos, escribirás libros, serás poeta: tendrás parálisis cerebral.
-A ti te daré el don del amor y serás su persona, habrá muchos otros como tú en toda la Tierra y no habrá distinción de raza porque tendrás la cara, los ojos, las manos y el cuerpo como si fueran hermanos de sangre: tendrás Síndrome de Down.
-Tu serás muy bajo de estatura y tu simpatía y sentidos del humor llegaran al cielo: serás gente pequeña.
-Tu disfrutarás la creación tal como lo planee para los hombres: tendrás discapacidad intelectual.
-Y mientras otros se preocupen por los avances científicos y tecnológicos,
tu disfrutaras mirando a una hormiga, una flor. Serás muy feliz, muy feliz porque amarás a todos y no harás juicios de ninguno. Tu vivirás en la Tierra, pero tu mente se mantendrá en el cielo: preferirás escuchar mi voz a la de los hombres: tendrás autismo.
-Tu serás como ninguno, te faltarán los brazos y harás todo con las piernas y boca.
Al último ángel le dijo: -Serás genio; te quitare las alas antes de llegar
a la tierra y bajarás con la espalda ahuecada. Los hombres repararán tu cuerpo, pero tendrás que ingeniártelas para triunfar. Tendrás mielomeningocelle que significa: miel que vino del cielo.
Los ángeles se sintieron felices con la distinción del Señor, pero les causaba enorme pena tener que apartarse del cielo para cumplir su misión. ¿Cuánto tiempo viviremos sin verte? ¿Cuánto tiempo lejos de ti?
-No os preocupéis, estaré con vosotros todos los días. Además, esto durará
sólo entre 60 y 80 años terrenos.
-Está bien, Padre. Será como dices. 80 años son un instante en el reloj eterno. Aquí nos vemos un ratito, dijeron los ángeles al unísono y bajaron a la Tierra emocionados.
Cada uno llegó al vientre de una madre, ahí se formaron durante 6, 7, 8, ó 9 meses, al nacer fueron recibidos con profundo dolor, causaron miedo y angustia. Algunos padres rehusaron la tarea; otros la asumieron enojados; otros se echaron culpas hasta disolver su matrimonio y otros mas lloraron con amor y aceptaron el deber. Sea cual fuere el caso, como los ángeles saben de su misión y sus virtudes son la fe, la esperanza y la caridad, además de otras, todas gobernadas por el amor, ellos han sabido perdonar, y con paciencia pasan la vida iluminando a todo aquel que los ha querido amar.
Siguen bajando ángeles a la Tierra con espíritus superiores en cuerpos limitados y seguirán llegando mientras haya humanidad en el planeta. Dios quiere que estén entre nosotros para darnos la oportunidad de trabajar con ellos, para aprender de ellos.
Y, trabajar es servir: Servir es vivir y vivir es amar, porque la vida se nos dio para eso. El que no vive para servir; no sirve para vivir.
-“Maestro, ¿Quién pecó para que este naciera ciego? ¿el o sus padres?
-Ni el, ni sus padres; nació así para que se vieran en él las obras de Dios”.
Y las obras de Dios también se hacen a través de los seres humanos. Estas obras son de misericordia, especialmente con aquellos que más nos necesitan. ¿Ven por qué tantas diferencias?

No hay comentarios: