En 1953, Eileen Caddy recibió un primer mensaje de una “pequeña voz profunda” (a la cual denominó desde entonces su Dios interior): durante más de medio siglo, esa vocecita no ha cesado de susurrarle sabiduría.
“Después de esa primera experiencia de oír la voz, descubrí que, cuando le hacía preguntas, obtenía respuestas. Pronto aprendí que allí había un amigo maravilloso que estaba presente cuando yo necesitaba ayuda. Podía hablarle a mi amigo en cualquier momento y siempre obtendría una respuesta”. En 1962, ella, su marido Peter Caddy, una amiga común, Dorothy McLean y otros tres acompañantes se radicaron en el noroeste de Escocia, en la bahía de Findhorn.
Allí, en medio de un paraje árido y arenoso, Dorothy descubrió su facultad para comunicarse con los elementales de la naturaleza o “devas”, que la guiaron sobre el modo de hacer crecer un huerto muy productivo: de ese modo, surgió de la nada el hoy famoso jardín de Findhorn.
Muy pronto se empezó a formar una “comunidad” y Eileen no cesaba de ser un faro de inspiración: “En la vida espiritual no existe la producción masiva. Cada alma tiene un lugar muy significativo. Cada alma tiene un destino muy especial. Para realizar su destino, algunos necesitan ayuda. Otros se abrirán paso y al fin llegarán allí. No existe una norma fija para seguir. Cada cual es un individuo y debe ser tratado como un individuo.”
En la actualidad, un emprendimiento comunitario de Findhorn, una eco-aldea, figura en el libro de “buenas prácticas” de Naciones Unidas, Eileen es una fuente constante de inspiración para millares de personas que visitan la expansiva comunidad, pues la obra de toda su vida ha consistido en brindar amor, sabiduría y compasión.
“Todo lo que necesitas lo tienes en tu interior, esperando ser reconocido, desarrollado y llevado a la luz. Contienes un potencial tremendo. Y así como la semilla tiene que ser sembrada y cuidada para que crezca y se transforme en un poderoso roble, de la misma manera lo que está en tu interior tiene que ser reconocido antes de manifestarse y ser usado con plenitud”.
Extracto de Revista “Salud Alternativa”.
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