La Luna, el principal satélite terrestre de la Tierra, está sufriendo de un enfriamiento en su interior. Como consecuencia, según difundió la NASA en mayo del 2019, el cuerpo se ha encogido unos 50 metros "en los últimos cientos de millones de años". La Agencia Espacial Estadounidense explica que lo que sucede con la Luna es similar a lo que pasa con una uva cuando se convierte en una pasa, pero hay una diferencia: la superficie de la Luna es frágil, a diferencia de la "piel flexible" de la fruta. "Por lo tanto, se rompe a medida que se encoge, formando 'fallas de empuje'". Según la NASA, estas fallas generan terremotos en la Luna.
Sin embargo, estos movimientos no son similares a los que suceden en la Tierra, pues el satélite no tiene placas tectónicas. Lo que sucede en la Luna es que secciones de la corteza son empujadas sobre una parte vecina. En el comunicado difundido por la agencia, Thomas Watters, científico del Center for Earth and Planetary Studies del Museo Nacional del Aire y el Espacio Smitshonian ubicado en Washington, autor del estudio, asegura que los análisis "dan la primera evidencia de que estas fallas siguen activas y probablemente produciendo terremotos lunares en la actualidad". Todo esto mientras la Luna "continúa enfriándose gradualmente y encogiéndose". Según Watters, si los terremotos que se dan en la Luna se midieran en la escala de Richter serían "bastante fuertes" alcanzando una magnitud de cinco grados. El estudio científico sobre la actividad sísmica en la Luna fue difundido el pasado 13 de mayo del 2019 en la revista Nature Geoscience y asegura que las fallas de empuje descubiertas son "jóvenes" por lo que podrían considerarse evidencia de actividad tectónica reciente en el satélite. Sin embargo, aclara que se desconoce qué tan recientes son estos terremotos. Los sismos se han medido gracias a sismómetros colocados en cuatro lugares de aterrizaje de las misiones Apolo y han permitido registrar 28 terremotos superficiales entre 1969 y 1977. Además, se descubrió que seis terremotos ocurrieron cuando la Luna estaba a menos de 15 000 kilómetros de la distancia de su apogeo, lo que indica que la gravedad de la Tierra puede haber tenido alguna influencia en la corteza de la Luna, según explica CNN.(El Comercio)
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