jueves, 2 de mayo de 2019

Sonidos curativos (3ª parte)


A su vez, el Dr. Sun Si Miao practica 6 sonidos distintos para estimular los 6
órganos más importantes: Hígado, corazón, bazo, pulmones, riñones y triple
calentador. Con este sistema encontraron la forma de hacer circular la energía vital
por todo el cuerpo.
Pero llegados a este punto, también hay que tener en cuenta que la teoría del
Sr. Tomatis tiene sus detractores, como por ejemplo el Sr. Michael Thaut, neurólogo y
músico. Define así el efecto Mozart “Se decía que escuchar ciertas composiciones de
Mozart acrecentaba la inteligencia. Hemos comprobado que no es así. Pero sí es
cierto que la música y las artes estimulan el desarrollo neuronal del niño.” El Sr. Thaut ha
diseñado ejercicios con patrones musicales que ayudan a centrar la atención,
fortalecen la memoria y potencian el control cognitivo. Patrones rítmico-melódicos
que imprimen un fuerte código fisiológico neuronal, de modo que enfermos
hemipléjicos reaprenden más fácilmente a sincronizar movimientos, recuperan antes su
capacidad de caminar. La música, a través de las neuronas del sistema auditivo,
excita a las neuronas motoras, con las que están conectadas.
Independientemente de la validez que se dé al primer estudio sobre el efecto
Mozart, la música sinfónica e instrumental se utiliza en salas de hospitales, ante
intervenciones quirúrgicas, en fábricas, en bibliotecas, y en otros ambientes, buscando
según los casos, la relajación, la concentración, la memorización, la creatividad, el
análisis. Todo esto que hace la música se debe a las ppm (pulsaciones por minuto) que
tiene en especial la música de Mozart, ya que cambian el estado del cerebro y lo
hacen más receptivo
Patrik Nils Juslin, neurocientífico; investiga la música y las emociones
“El oído es nuestro sentido más emocionalmente poderoso, mucho más que la vista
porque es el primero que utilizamos en el claustro materno. Los sonidos son nuestro
primer contacto con el mundo exterior. Aprendemos a escuchar antes de nacer y de
ver, oler o tocar por primera vez. Cuando la madre oye una melodía que le produce
emociones segrega sustancias que nos afectan ya en el claustro materno, así
aprendemos a reaccionar al oír cualquier sonido externo.
Se puede tener un oído excelente, incluso oído absoluto (la capacidad de identificar
una nota sólo por su sonido), y padecer amusia. La discapacidad neuronal que impide
conectar la música con las emociones. El oído es la mayor fuente de emociones para
el ser humano. Tiene mayor poder asociativo, empático o sugestivo que la imagen, el
gusto o el tacto. Si usted oye una melodía cuando ve a sus mejores amigos, volverá a
sentir emociones positivas cuando la oiga, aunque no estén.”

El sonido, cuerpo y conciencia:
“Nuestro comportamiento es una ondulación constante porque estamos
formados por corpúsculos ondulares. La materia no es "sólida", sin movimiento ni
vibración; todo vibra rítmicamente. Si miramos nuestra sólida piel en un microscopio
electrónico, descubrimos que existe un mundo de apariencia acuática que se mueve
rítmicamente en una inacabable danza de la vida. Cuanto más nos aproximamos
dentro de las moléculas, descubrimos nuevas partículas danzantes y más pequeñas:
protones, positrones, electrones, neutrones, quarks. Todo se disuelve en formas y vacíos,
en pautas y estructuras. Una de las funciones del ritmo en nuestro organismo es la
integración de sus distintas partes y la armonización con los pulsos exteriores.
Ejecutamos una continua música en nuestra vida y por una tendencia innata,
tendemos a la consonancia en contra de un desorden disonante. Nuestra orquesta
cerebral, cuando actúa afinada, nos proporciona la conexión de nuestros
pensamientos y actos con la ley gravitatoria terrestre y con el equilibrio como
estructura unitaria expansiva de la Conciencia, a través del sistema vestibular.”
Carlos López Urgell

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