Un monje meditaba en el desierto, cuando un mendigo se le aproximó:
-Necesito comer.
El monje, que estaba en sintonía casi perfecta con el mundo espiritual, nada respondió.
-Necesito comer- insistió el mendigo.
-Ve a la ciudad a pedir ayuda a cualquier otro. ¿No ves que me molestas? Estoy intentando comunicarme con los ángeles.
-Dios se puso por debajo del hombre, le lavó los pies, dio su vida por él, y nadie lo reconoció- respondió el mendigo-. Aquel que afirma que ama a Dios (al que no ve) y se olvida de su hermano (que tiene ante los ojos) está mintiendo.
Y el mendigo se transformó en un ángel.
-Qué pena. Has estado a punto de conseguirlo- comentó antes de partir.
lunes, 13 de mayo de 2019
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