El uso de la música y el sonido con una finalidad terapéutica y trascendente es
tan antiguo como el hombre.
Se ha utilizado en las culturas chamánicas de todo el mundo, desde Siberia
hasta África y América del Sur desde hace miles de años. Los chamanes utilizaban y
utilizan ritmos firmes y repetitivos para entrar en estados alterados de conciencia y
emprender un viaje mental con el objeto de obtener sabiduría o sanación. (Se ha
comprobado que estos ritmos sostenidos en tambores alteran la actividad en muchas
áreas sensoriales y motrices del cerebro que normalmente no se afectan.)
Los aborígenes
de
Australia
atribuyen al didgeridoo(ver foto) una
antigüedad de 40.000 años.
Mediante este instrumento de
viento, consistente en una rama
de
eucalipto
vaciada
longitudinalmente y de forma
natural por las termitas, curaban
enfermedades y entraban en otros
estados de conciencia.
En las antiguas escuelas de sabiduría de Egipto, Roma, Grecia, la India y otros
centros de aprendizaje el conocimiento del sonido era una ciencia muy refinada
basada en el entendimiento de la vibración como la principal fuerza causativa del
universo. Como señala Jonathan Goldman en su obra Sonidos que sanan, "en las
antiguas escuelas de Misterios, los sacerdotes y los magos eran también músicos.
Muchos de los grandes científicos de la antigüedad, como Pitágoras, estaban
versados también en conocimientos esotéricos. Su sabiduría provenía de una
comprensión del universo que sólo en nuestros días ha entrado a formar parte de otros
terrenos tales como el de la física cuántica, donde lo científico y lo espiritual pueden
convertirse en una sola cosa."
Se sabe que Pitágoras (siglo VI A.c.) utilizaba la música y el sonido para la sanación.
Llamaba a su método "medicina musical" y en su escuela de Crotona se enseñaban
los secretos de la transmutación psíquica y de la sanación por medio del sonido y la
música. Consideraba el Sonido como elemento esencial del universo. "Cada cuerpo
celestial, de hecho cada átomo, produce un sonido particular debido a su
movimiento, su ritmo o vibración. Todos estos sonidos o vibraciones componen una
armonía universal, en la que cada elemento, sin perder su propia función y carácter,
contribuye a la totalidad."
En la antigua Grecia Apolo era el dios de
la música y de la medicina. "Había templos de
sanación en los que la música se consideraba la
principal fuerza para armonizar el cuerpo y el
espíritu y, de esta manera, sanar."
Los sacerdotes del antiguo Egipto conocían cómo utilizar el poder del sonido
para despertar y reequilibrar los centros energéticos del cuerpo. En la tradición sufí
gozan de una enorme riqueza y complejidad las aplicaciones del sonido para el
bienestar físico y espiritual y para ellos es "Ghiza-I-ruh" ("alimento para el alma"). Por su
parte la tradición hindú considera el cosmos entero como un "océano de vibraciones"
y los Nad yoguis (maestros del sonido) han utilizado el poder de las vibraciones sonoras
como un medio para sanar el cuerpo y alcanzar la más profunda esencia espiritual.
La tradición del budismo tibetano posee un enorme conocimiento del poder
del sonido. Para ellos un maestro del Sonido "puede matar a lo que vive y resucitar a lo
que está muerto...Cada ser y cada cosa tiene su propio sonido, pero este sonido varía
dependiendo del estado del ser y de la cosa que produce el sonido en cada
momento concreto. Todo consiste en un conjunto de átomos que bailan y producen
sonidos con sus movimientos. Se dice que el viento creó las bases de nuestro mundo
mediante un movimiento giratorio que produjo un Sonido. Éste combinó la forma y la
materia, de donde emergieron las formas. Éstas, al moverse, produjeron otras a través
del poder del sonido que habían hecho. Cada átomo canta incesantemente su
propia canción... Y al igual que existen sonidos creativos, hay también sonidos que
hacen que la materia se desintegre. Cualquiera que pueda producir ambos tipos de
Sonido tiene el poder de crear y destruir a su antojo."
En la mitología navajo se cuenta también que fue "el viento el que dio al
primer hombre y a la primera mujer la vida". Para los nativos americanos, la música es
el "aliento de la vida", una parte intrínseca de su actividad espiritual, un vínculo directo
con las fuerzas místicas inherentes a la naturaleza. "La nota de tu espíritu suena en los
planos más altos, y los golpes que recibimos en el día a día vienen para comprobar si
podemos resonar en la verdad. Para resonar en la verdad debemos estar en armonía
con el sonido de Dios que está dentro de nosotros". Son palabras de Águila Blanca,
nativo americano.
Son, pues, muchas las culturas y tradiciones en todo el mundo que han
conocido el poder de la música y el sonido como un valioso medio de sanación y
desarrollo espiritual. Tenían una concepción holística del ser humano. Creían que los
males del cuerpo tenían una raíz más profunda. La enfermedad era para ellos una
desarmonía en la energía de la persona relacionada con su espíritu. "Curiosamente" su
concepción del universo se aproxima a los modernos avances del conocimiento
científico. Consideraban lo que ellos llamaban espíritu como el elemento esencial,
subyacente a todas las cosas, que en última instancia no son sino energía.
Se han hecho algunos experimentos que muestran de manera tangible la
afectación directa del sonido sobre la materia. Ernst Chladni, científico alemán del s.
XVII, conocido como el padre de la acústica, impresionó a los científicos franceses y la
propio Napoleón en 1809. Para demostrar su tesis de que las vibraciones del sonido
podían mover la materia, echó arena en un plato colocado en un pedestal y pasó
luego un arco de violín por el borde del plato. Instantáneamente la arena se
agrupaba formando preciosas formas geométricas, parecidas a un mandala.
El Dr. Hans Jenny, científico suizo, utilizó la tecnología del s. XX para construir
una máquina que reproduce las imágenes del sonido. Estas imágenes a menudo
recuerdan exquisitas composiciones caleidoscópicas, algunas de las cuales
reproducen formas naturales, como copos de nieve, flores y espirales. "Curiosamente"
el sonido del mantra OM produce una serie de rombos concéntricos entrelazados y
triángulos dentro de un círculo perfecto, en una imagen muy similar al mantra tántrico
budista, que representa las pulsaciones de la creación.(continuarà)
Carlos López Urgell
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