jueves, 7 de marzo de 2019

EL SER BIOCUÁNTICO

 
El Premio Nobel estadounidense Richard Feynman dijo:
“Es necesario para la propia esencia de la Ciencia que las condiciones produzcan siempre los mismos resultados”.
Pues bien…, NO ES ASÍ !
La visión del mundo se ha desmoronado..., el Universo, tal cual la física antigua lo considera, ha desaparecido...
Hoy sabemos que la materia ya no existe, que el espacio y el tiempo no son aspectos separados, que no es posible percibir ‘el ahora’, que nada está separado de nada, todo está interconectado, que el Universo no es estático sino totalmente dinámico, y en transformación permanente.

El Universo ya no es totalmente ajeno ni separado del ser humano, sino que básicamente existe un Micro-Universo donde cada ser humano crea y modifica su propia realidad en forma continua.
Existen 6.000 millones de universos diminutos; tantos como la población mundial.
Existen ya palabras y conceptos caducos y en desuso, como materia, sólido, arriba, abajo, pasado, presente, futuro, predestinación, separación, la verdad única…, etc.

De la misma manera la palabra y concepto, sin los cuales es imposible definir cualquier aspecto de la realidad, es que “todo es Energía”.

Desde Max Planck a Einstein, y todos los físicos modernos afirman que esta ha sido la gran revolución de la ciencia.
Toda la vida es, entonces, un “intercambio instantáneo, dinámico y permanente de Energía”, de esto surgen los conceptos de los Campos interactivos de Energía.
De acuerdo a esto, entonces, el ser humano es “otra cosa” muy distinta de lo que nuestros 5 sentidos físicos nos permiten percibir.
La materia está formada por minúsculas estructuras llamadas átomos y estos a su vez, constituidos por pequeñas cargas eléctricas.  Son pequeñas bombas de energía que atraen, transforman y emiten pulsos de energía llamados “cuantos”.

Recordemos que el diámetro del átomo es del orden de una centésima de millonésima de milímetro y los cuantos de luz son auténticas partículas de una clase especial sin masa, y siempre viajando a la velocidad de la luz.
Son paquetes de energía  de aparición y existencia muy corta.

Tenemos que convenir que la materia es energía disfrazada.
Los elementos y las sustancias operan bombas de energía con diferentes propiedades y crean diferentes campos interactivos.
También la materia inerte intercambia lentamente energía a través del espacio y este intercambio aumenta con la temperatura.

Las estructuras biológicas son muy sensibles a los campos electromagnéticos y a las influencias de otros seres vivos que comparten el espacio.
El espacio compartido es el entorno, también llamado espacio propio.

La perturbación del espacio próximo (3 metros de distancia) inducirá variaciones en el funcionamiento de las bombas de energía humanas (atómicas) alterando el ritmo y las transformaciones necesarias para regular la actividad del cuerpo.
Las perturbaciones atraviesan el espacio y desorganizan el bombeo de energía al acelerar o frenar el flujo de energía, hasta provocar el colapso cuántico y la desintegración molecular.

La vida es en esencia la capacidad de controlar y administrar inteligentemente el funcionamiento de las bombas atómicas de energía humanas.

Cada perturbación significa una alteración en el equilibrio vital.
Los estudios realizados por las ciencias físicas durante los últimos 20 años, han demostrado que todos los cambios a nivel enzimático están regidos por ondas electromagnéticas y que es posible conocer y medir su frecuencia, y ahora también entrar en su lenguaje.

Cuando usamos campos electromagnéticos infinitesimales, conducen cargas y campos estructurales que pueden estimular las estructuras celulares.
El ser humano está inserto en un sistema de cargas eléctricas en constante transformación que generan campos de energía muy complejos.

Existe un campo básico de energía que es la fuente estructural de todo lo que existe en este universo físico.
Tenemos que concluir que todos los procesos materiales están regulados por procesos energéticos.

El cuerpo humano se comporta como un sistema abierto de energía que necesita establecer un equilibrio dinámico, no estático entre sus partes constitutivas y el entorno.

Del juego de estos mecanismos reguladores tiene luego su aparición la salud o la enfermedad.
No es posible no estar conectado con este campo cuántico, que nos ofrece infinitas posibilidades de exploración.
El universo no podría existir sin el intercambio de información y el ser humano no es una excepción. (quantum)

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