Un niño Índigo es un niño sano, de una gran sensibilidad, muy perceptivo e intuitivo, muy rápido, es en líneas generales un niño artista, con un desarrollo total de sus 5 sentidos y con un predominio muy marcado del hemisferio derecho, que por su actuar nos ayuda a reflexionar y por esto mismo a mejorar el mundo.
¿Por qué decimos esto?, porque ellos se han convertido en la señal de alerta para que el adulto cambie su actitud muchas veces violenta, actuando con los mecanismos mencionados y enfrentándose a sus progenitores, para que ellos a su vez reaccionen y busquen ayuda y de esa manera puedan abrir su conciencia.
Estos niños vienen con una vibración espiritual muy alta que se manifiesta en el color Azul Violeta o Índigo de su campo de energía. Fotografías tomadas con la cámara Kirlian revelan estos colores.
Todo es color en nuestro mundo, la luz es energía luminosa, que viaja en forma de ondas vibratorias y puede ser medida en unidades conocidas como unidades de Amstrong que viene a ser la diezmillonésima parte de un milímetro, por ejemplo: “el color índigo o añil tiene una longitud de onda de 4,700 a 5,100 Amstrong”. El poder vibrar estos niños en este color Índigo los ayuda a despertar ciertas capacidades y facultades que en los niños de generaciones pasadas no eran muy marcadas.
Los colores emiten una longitud de onda, una vibración. Así, sabemos que el cuerpo humano selecciona los rayos solares y los colores que necesita para balancear las vibraciones dentro del cuerpo. Índigo, además de ser el color que refleja la espiritualidad del hombre, significa grado de evolución, ésa que tenemos todos los seres humanos, desarrollada en mayor o menor medida y debido al avance que hayan alcanzado nuestros padres y al condicionamiento de nuestro entorno, desarrollamos facultades como la intuición, creatividad, telepatía y clarividencia. Todas estas facultades se manifiestan en vibraciones elevadas, nunca de otra forma.
El Niño y adolescente Índigo es un ser de luz que ingresa al planeta Tierra con el propósito de cambiar los sistemas de apoyo de los niños y, a medida que cambiemos estos métodos, los que sigan naciendo alcanzarán verdades más elevadas que las que tuvieron nuestros antecesores. En estos últimos años se podrá comprobar la energía que tendremos en los próximos años.
Estos niños tienen estructuras de energía diferentes a las tradicionales. La presencia de ellos genera un mecanismo de alerta en el padre de familia o el maestro para que cambie su conducta.
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