CENSURA IMPLACABLE
Y es que las incursiones protagonizadas por estos objetos son emitidas prácticamente en directo, pero es muy difícil, casi imposible, apreciarlas en su totalidad. La tijera en las retransmisiones de la NASA ha sido –y sigue siendo– una constante a lo largo de los años, algo que pudimos comprobar el 29 de noviembre de 2014, durante un extraño incidente en la ISS. O también durante la misión STS-115, en septiembre de 2006, cuando diferentes objetos voladores no identificados llegaron a rodear directamente la estación espacial internacional presentando formaciones triangulares, vuelos perfectamente sincronizados y seguimientos a distancia.
En este último episodio, los objetos se movían a la misma velocidad que la estación y flotaban acompasados realizando un seguimiento de la misma.
Sin duda, aquella misión fue «especial», porque ya en el despegue y antes del acople con la ISS se produjo un avistamiento a todas luces increíble dentro de la historia de la ufología. Seguro que muchos aficionados al fenómeno recordarán que cuando los astronautas estaban enfocando con sus cámaras la caída del tanque de combustible, que había permitido el establecimiento en órbita del transbordador, un objeto volador no identificado y con apariencia helicoidal se presentó de improviso y en directo a una altura de unos 250 km.
Nunca se había visto algo igual en órbita. La tensión dentro de la ISS fue en aumento, sobre todo porque advirtieron la presencia de un objeto que se hallaba justo en la trayectoria de retorno del transbordador. De hecho, se vieron obligados a posponer 24 horas el viaje de vuelta a la Tierra. Para colmo, en plena crisis, también se dieron cuenta de que un inquietante cuerpo similar a una medusa, con apariencia casi orgánica, podía observarse claramente desde las ventanillas, mientras realizaba diferentes «transformaciones» en maniobras visiblemente inteligentes.
Una vez llegaron a la Tierra y ante la insistencia de numerosos medios de comunicación norteamericanos, la NASA se vio obligada a programar una rueda de prensa para tratar de explicar las anomalías. Sorprendentemente, cuando le tocó el turno de intervenir, la astronauta Heidemarie Stefanyhyn-Piper, quien iba a bordo de aquella misión, se desmayó dos veces en pleno directo. ¿Simple casualidad, tensión emocional o se vino abajo ante las posibles repercusiones si contaba lo que realmente había sucedido?
Sea como fuere, lo cierto es que no era la primera vez que una misión de transbordadores se había visto interrumpida por este tipo de incidentes. Recordemos la mítica grabación de noviembre de 1996, durante la misión STS-80, en la que se podía apreciar cómo dos luces esféricas, una muy grande y la otra más pequeña, se aproximaban la una a la otra hasta fusionarse, característica observada en los avistamientos de este tipo de OVNIs supuestamente orgánicos desde los años 70. A los pocos segundos, comenzaban a aparecer en la escena más objetos esféricos, cada uno con una velocidad y una trayectoria diferentes, sin posibilidades de que fueran partículas de polvo o cristales de hielo, ya que presentaban cambios de velocidad y sentido imposibles según las leyes de la dinámica y la física de partículas a esa altura.
Unos se detenían y otros seguían moviéndose. Al fondo, no dejaban de surgir resplandores en la atmosfera de la Tierra, producidos por los rayos de una tormenta eléctrica. En un momento dado, un gran orbe parecía salir despedido de nuestro planeta, despegando a una velocidad asombrosa, algo similar a lo ocurrido en septiembre de 1991 en la misión STS-48, con un intenso resplandor precediendo un cambio drástico de trayectoria de otro de estos orbes, con otro despegue imposible desde la superficie de la Tierra. Se trataba de grabaciones espectaculares en infrarrojo con objetos reflejando calor, de la misma manera que el célebre caso de las filmaciones de la fuerza aérea mexicana en el caso Campeche de 2004, utilizando una cámara FLIR de tecnología infrarroja. OVNIs a velocidades imposibles saliendo del planeta y otros entrando en su órbita. Objetos que emitían calor mientras realizaban sus actividades. En suma, estábamos presenciando un inusitado tráfico a las puertas mismas de nuestro planeta.
HABLAN LOS ASTRONAUTAS
A día de hoy, los avistamientos continúan produciéndose de la misma manera y con idéntica fuerza visual que las demostradas en estas grabaciones primigenias de los 90, y gracias a que, desde marzo de 2014, la NASA decidió poner cámaras enfocando a la Tierra, en directo, desde algunos puntos de la ISS (emitiendo a escala global por streaming para todo el mundo), diferentes aficionados han conseguido grabar imágenes polémicas de objetos que parecen acercarse a la estación espacial internacional. Todo ello, por supuesto, antes de que se corte la emisión y se sustituya la misma por una pantalla azul aduciendo «problemas técnicos»… Ese mismo «pantallazo» suele aparecer siempre que ocurren casos como el del 12 de junio de 2014, cuando, desde una perspectiva cenital y enfocando de manera perpendicular a la costa de Brasil, no dejaron de aparecer cuerpos luminosos a una altura más baja que la de la ISS. Incluso llegaron a verse dos esferas juntas, similares a las que pudieron fotografiarse durante las misiones STS-119 y STS-108, o también las que se observaron durante la misión Gemini XII (captadas por Buzz Aldrin, quien antes había fotografiado un evento similar durante la misión Apolo XI, en la llegada del primer hombre a la Luna). Lo más interesante es que este tipo de sucesos no son flor de un día. Los mismos objetos parecen seguir al hombre en su devenir por el espacio en diferentes épocas.
En ocasiones, esta clase de eventos son presenciados por los propios miembros de las tripulaciones de la NASA, la ESA y la Agencia Espacial Rusa, tal y como se ha comprobado tras las declaraciones de hombres como Edgar Mitchel (que realizó una impresionante toma de codificación AS14-66-9344 en donde se ve un objeto pentagonal azulado en la misión Apolo 14) o, más recientemente, Leroy Chiao, quien aseguró haberse encontrado en el año 2005 con una serie de objetos desconocidos a 370 kilómetros de la Tierra, cuando trabajaba en la instalación de una antena de navegación en el exterior de la ISS. Según sus declaraciones, en un momento observó «unas luces que parecían estar en línea recta», subrayando que aquello le pareció algo totalmente fuera de lo corriente. Hasta el día de hoy, la NASA no ha desmentido o explicado las declaraciones de Chiao.
Este mismo tipo de objetos fue visto incluso durante el accidente del transbordador espacial Challenger, en 1986, apareciendo en una grabación casera tomada desde Tierra por varios testigos presenciales, quienes observaron cómo hacían acto de presencia esas misteriosas esferas ingrávidas cuando las nubes de la gigantesca explosión comenzaron a expandirse.
Otra de las enigmáticas apariciones de esta tecnología data del día 11 de septiembre de 2001, cuando los astronautas de la ISS pudieron captar una anomalía sobre la isla de Manhattan, justo momentos después del derrumbe de la torre 1 del World Trade Center. En este caso parecía una reunión de esferas prácticamente fusionadas y perfectamente visibles desde los objetivos de las cámaras de la NASA, que inmortalizaron el evento que cambió el curso de la historia.
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