domingo, 22 de octubre de 2017

UN ICEBERG DE 5.000 KM2 ESTÁ POR DESPRENDERSE DE LA ANTÁRTIDA.

La recuperación de la
gran barrera de hielo de
Larsen, situada al este de
la península antártica,
probablemente tomará
varios
milenios,
reconoce el glaciólogo
Ricardo
Jaña.La
plataforma glaciar, que
riginalmente alcanzaba
unos 75 mil kilómetros
cuadrados (el tamaño de
Panamá), se ha ido fragmentando sucesivamente desde 1995 debido al
aumento de la temperatura del mar y la atmósfera. La ruptura más reciente
fue la zona conocida como Larsen B, que en 2002 y durante poco más de dos
meses se convirtió en miles de icebergs que fluyeron a la deriva. Ahora
podría ocurrir lo mismo con el área denominada Larsen C, situada
inmediatamente al sur, y de la que un primer fragmento de 5.000 kilómetros
cuadrados está por desprenderse. "Podría tomar meses o podría ocurrir
mañana", reconoce la glacióloga Anna Hogg, investigadora del Instituto para
el Clima y las Ciencias Atmosféricas de la Universidad de Leeds (Reino
Unido). La científica ha estado atenta a las imágenes del satélite Sentinel-1,
de la Agencia Espacial Europea, que monitorea la propagación de la ya
famosa grieta, la que está separando aceleradamente una parte del hielo
flotante de la zona que todavía permanece estable. La fractura —que ha
llegado a avanzar hasta 20 kilómetros en un mes— tiene una profundidad de
200 a 300 metros y en la parte más ancha alcanza hasta 500 metros. Para el
31 de mayo, la grieta —que se mantenía paralela a la línea costera— había
dado un giro hacia la derecha, aproximándose al mar, hasta alcanzar una
separación de solo 12 kilómetros. Pero desde entonces la situación parece
mantenerse sin cambios, asegura la experta británica. Para el glaciólogo
Jaña, esto puede deberse a que está pasando por una zona de hielo más frío
y duro que las que ha roto antes. Pero el proceso podría acelerarse de nuevo.
"El comportamiento del hielo no es predecible", reconoce. Los
desprendimientos de icebergs, aclara Hogg, pueden producirse tanto en
verano como en invierno. En esta última estación, la información satelital es
particularmente clave porque el instrumental puede "ver" a través de las
nubes y tomar imágenes aun cuando sea de noche, que es justamente lo que
ocurre ahora durante el invierno polar.

Una vez que ocurra el desprendimiento, el gran témpano no necesariamente
quedará inmediatamente a la deriva; dependerá de las corrientes y los vientos
que haya entonces. Lo habitual es que fluya hacia el norte y en el camino se
vaya desintegrando, estima Jaña. La parte visible del témpano apenas
equivale a una novena parte de su superficie total. En el área donde está hoy
la barrera glaciar habitualmente no hay presencia de vida marina terrestre,
ya que el hielo presenta una pared de unos 250 metros contra el mar. Esto no
cambiará mucho cuando el iceberg se desprenda. La pared que quedará será
más o menos igual de alta, pero podría dejar expuesta un área del mar de
Weddell hoy cubierta por hielos. Eso sí, al avanzar el agua de mar hacia el
interior de la barrera podría producirse un efecto dominó que debilite el resto
de su superficie, que todavía se extiende por unos 50 mil kilómetros
cuadrados, estiman los científicos. Esta barrera de hielo recibe su nombre del
navegante noruego Carl Anton Larsen, quien la bordeó en su embarcación
"Jason" en 1893. Antes de esta serie de fracturas la barrera se mantuvo
estable durante 12.000 años, básicamente todo el período Holoceno desde la
última edad de hielo, según investigadores de la Universidad de Queen .

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