jueves, 12 de octubre de 2017

Los escudos voladores de los Kachinas (2ª y últ. parte)


En su libro  Mexico Mystique, Frank Waters, un experto no indio en los Hopi, escribe:

"En la Segunda Colina cerca de Mishongnovi un antiguo petroglifo describe un objeto con forma de domo que descansa sobre una flecha que representa el viaje a través del espacio, y la cabeza de una doncella Hopi que representa pureza prístina. Como los Hopi creen que otros planetas están habitados, este petroglifo representa un paatuwvota o un 'escudo volante' similar a un 'platillo volador' que vino aquí en el Comienzo. Así como ahora en el Final los sagrados llegarán de otro planeta, dicho sea Venus, en platillos voladores. Muchos tradicionalistas Hopi han reportado recientemente avistamientos de platillos voladores, todos pilotados por los seres que ellos llaman kachinas."

Algunos lectores pueden estar familiarizados con las muñecas de madera kachina que tallan los Hopi. Los Kachinas no son dioses en sí sino espíritus que actúan como mediadores entre los dioses y los humanos. Ellos pueden tomar la forma de cualquier animal, planta, cuerpo celestial, o criatura de otro mundo. Durante la primavera y principios del verano los Hopi realizan un ciclo ceremonial de bailes de máscaras kachina  como una súplica por la lluvia y el bienestar general de la tribu.
Muy parecidos a los ángeles caídos (o los vigilantes) de la Biblia (ver Génesis 6:1-4), los Kachinas fueron a veces conocidos por aparearse con las mujeres Hopi. Esto prefigura el tema contemporáneo de la abducción alienígena con el propósito de reproducción.

Un mito de los Hopi versa sobre una novia joven que acompaña a su apuesto marido Kana kachina  de regreso a su pueblo de Mishongnovi en un escudo volante.
"Cuando el escudo se elevó, todo los kachinas lanzaron un grito bullicioso. El espectáculo era increíble; toda clase de kachina imaginable estaba presente. De repente, cuando la pareja voló a lo largo, los relámpagos fueron visibles en el aire y pudo oírse el estruendo del trueno. Cuando el escudo subió muy alto, la llovizna empezó a caer. Los kachinas estaban acompañándolos ahora... Los padres (de ella) habían subido al borde de la colina en este momento para observar. Mirando hacia abajo desde el borde de la colina, ellos vieron un número increíble de gente que venía del otro lado de la llanura. Para su gran asombro eran todos kachinas, cantando y gritando en un pandemónium."

Este pasaje se tomó de un libro llamado Earth Fire: A Hopi Legend of the Sunset Crater Eruption escrito en co-autoría por Ekkehart Malotki,  un profesor, blanco, de idiomas de la Universidad de Arizona del Norte, y Michael Lomatuwayima, un Hopi de de Hotevilla, la aldea sagrada de la Tercera Colina . El Kana Kachina está asociado con la erupción volcánica que empieza en el 1064 AD que creó el ahora extinto Sunset Crater localizado cerca de San Francisco Peaks. Otras sesenta millas más al nordeste, una gran piedra rectangular debajo del pueblo de Mishongnovi también es conocida como “la casa del Kana Kachina”.

A medida que el séquito avanzaba desde los picos “kachina” hacia la Segunda Colina, llevaban una cantidad grande de maíz y melones en sus espaldas como regalos para los Hopi. Este variado grupo de mensajeros divinos debe de haber sido una hermosa vista. De hecho, los Hopi a veces se refieren a los kachinas como “las hermosas criaturas” Esta designación no sólo da énfasis a su apariencia estéticamente agradable sino también a su papel como entidades reales en un sistema de parentesco.

Hace tiempo los kachinas fueron adoptados en los clanes junto con varias plantas y animales durante las migraciones que tuvieron lugar después de la salida de los Hopi del mundo subterráneo - el Tercer Mundo mencionado previamente. Su presencia había sido claramente física o tangible como opuesto a lo sobrenatural o etéreo. En otras palabras, su influencia se sentía directamente a un nivel material. Cuando el tiempo siguió, sin embargo, la corrupción social y religiosa - un tema recurrente en el pensamiento Hopi – obligó a estas raras pero benévolas “personas” a abandonar el sudoeste americano. Desde ese período hasta el presente, los kachinas aparecen en la mayor parte sólo en forma de espíritu.

Algunos Hopi creen que los kachinas todavía maniobran esos aparatos misteriosos. En su libro The Terra Papers, el escritor Hopi/Apache Robert Morning Sky describe cómo su abuelo y cinco otros hombres estaban acampando en el desierto en agosto de 1947, poco después del infausto incidente de Roswell, cuando un disco volador cruzó por el cielo nocturno y se estrelló. De entre los restos, ellos rescataron a un alienígena plateado, inconsciente pero todavía vivo, a quien le dieron el nombre de Estrella Mayor. Después de que lo cuidaron hasta que se repuso, el ET les describió entonces telepáticamente por medio de un cristal la guerra galáctica que había derribado su nave espacial. Este material de Expedientes-X relacionado con un americano nativo permanece no confirmado.

No obstante, los avistamientos inexplicados continúan.  En el verano de 1970, cientos de UFOs fueron vistos a unas 125 millas al sudoeste de las aldeas Hopi cercanas a la ciudad de Prescott, Arizona. En la tarde del 13 de marzo de 1997, en la misma vecindad una nave ala-delta, quizás como de una milla de largo, cruzó con las luces encendidas en sus bordes anteriores, flotando silenciosamente antes de acelerar hacia el sur. Esto se conoció luego como las Luces de Phoenix.

En 1998,  el anfitrión del programa de entrevistas de radio Art Bell entrevistó a dos miembros del consejo Hopi que declararon que sus remotos antepasados sabían cómo viajar a otros planetas. Ellos también dijeron que durante el Fin de los Tiempos  nosotros seríamos visitados por “la gente de afuera” de la Tierra que tiene una tecnología avanzada.
Muchos guardianes de la sabiduría Hopi creen que el aumento de la presencia de escudos voladores señala el fin del Cuarto Mundo, o nuestra era actual. Junto con las profecías bíblicas del Apocalipsis, los Kachinas o superiores de las estrellas pueden estar intentando advertirnos de este grave estado de cosas. Escuchando a estas entidades a lo largo de las eras, los Hopi que viven en sus colinas aisladas han sabido desde hace mucho tiempo sobre el destino global que ahora parece inminente. Algunas de las señales y presagios están en los cielos. Nosotros sólo necesitamos verlas.
por GARY A. DAVID (investigador independiente y escritor)

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