El 13 de octubre los neoyorquinos observaban varios objetos celestes que luego fueron interpretados como globos. Pero no se explicó convincentemente por qué las salas de control de los tres aeropuertos locales fueron desalojadas, ni por qué ese día supuestos OVNIS eran filmados sobre ciudades de todo el mundo, tal como anunció que harían un militar presuntamente contactado con extraterrestres, que darían así un primer paso hacia la revelación progresiva de su presencia en la Tierra. Así culminaba la más desconcertante sucesión de descubrimientos científicos y declaraciones relacionadas con OVNIS y vida extraterrestre. ¿Simple coincidencia o un salto en nuestra preparación para un anuncio inevitable?
Siempre han existido fundadas sospechas de que los gobiernos en la sombra nos han ocultado la verdad, llevando a cabo complejas campañas de desinformación y desprestigio, por motivos muy diversos. Pero, durante la última década, dos corrientes –tan pequeñas como ruidosas y polémicas– han llevado a cabo una campaña de denuncia y concienciación con respecto a la presencia extraterrestre: el Proyecto Disclosure (Revelación) y el movimiento Exopolítica. Una interpretación radicalmente opuesta es la del Proyecto Enterprise, dirigido por Richard C. Hoagland, que ha tomado derroteros más decididamente conspiranoicos desde que en marzo de 1996 aseguraba que la NASA había ocultado –entre otras evidencias físicas– la existencia de estructuras artificiales en la Luna, interpretando todo como una gran manipulación de los gobiernos secretos.
Esta declaración hecha en el Club Nacional de Prensa en Washington –por donde han pasado, desde entonces hasta hoy, numerosos testigos OVNI de alto nivel para prestar sus contundentes testimonios y reclamar al gobierno que confiese lo que oculta– nos llevaba entonces a preguntarnos si estaba en marcha una campaña para preparar a la opinión pública
Sepultadas por el aluvión de noticias cotidianas, para el gran público hispano han pasado inadvertidas las numerosas evidencias y voces autorizadas que se han unido a esas denuncias.
Destacaré entre ellas la de Edgar Mitchell, el único doctor en ciencias que pisó la Luna, viviendo después una profunda transformación personal y filosófica, quien se ha convertido en uno de los muchos científicos y militares que reclaman al gobierno norteamericano que revele la verdad sobre los visitantes extraterrestres, asegurando que éste mantiene contactos secretos y oculta algunas de sus naves, como la caída en Roswell, donde pasó su juventud junto a su padre militar, conociendo a muchos de los testigos que más tarde fueron silenciados.
Más de una veintena de astronautas retirados, americanos y soviéticos, se han sumado a esta denuncia o narrado públicamente sus encuentros con OVNIS en el espacio, incluidos los tripulantes de transbordadores espaciales como el Columbia o el Challenger, el dos veces héroe nacional Pavel Popovitch, el segundo hombre que pisó la Luna, Buzz Aldrin, o uno de los primeros héroes del espacio, Gordon Cooper, quien hace tres décadas habló sobre el tema ante la 33 Asamblea General de la ONU a petición del Primer Ministro de Granada…
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