El estado alfa se produce cuando, si nos conectasen a un electro encefalógrafo, nuestro cerebro funcionase entre los 7,5 a 14 ciclos por segundo. Cuando "funcionamos" en dicho estado, nos situamos entre la frontera de lo consciente y lo inconsciente. Es la puerta entre ambos estados de conciencia y esto hace al "estado alfa" por tanto un estado muy especial ¿por qué? Porque nos permite, por un lado, seguir teniendo una actividad consciente de nuestro pensamiento y cuerpo, es decir, nos damos cuenta de lo que pensamos y sucede a nuestro alrededor.
Pero por otro lado, al estar el "ascensor" de la conciencia en los "pisos bajos" de la mente, nos permite acceder a la información y estados propios del subconsciente, pudiendo aprovechar todo el caudal de ese 90% de "potencia" mental que reside en lo subconsciente.
Dicho estado es un "estar a gusto" en paz y felicidad interior, en relajación profunda. Aumenta mucho la capacidad de sugestión y autosugestión, esto es, cualquier cosa que nos sugieran en alfa, será más fácilmente admitida y con menos "filtros" por parte de nuestra racionalidad consciente.
Esto lo sabían muy bien los sacerdotes egipcios y de toda la antigüedad, o la propia Iglesia Católica... mediante el uso de inciensos y oraciones, canciones monocordes (como el gregoriano) o la música de órgano en especial, (que produce unas frecuencias en hertzios muy similares al estado alfa), hacían que cualquier idea, sugerencia o sermón, fuese fácilmente adoptado y "plantado" a nivel subconsciente en los fieles que los escuchaban.
La música es un eficacísimo instrumento de sugestión y de producción de estado alfa, de hecho muchos instrumentos producen vibraciones próximas a dicha frecuencia. De ahí que con relativa facilidad, muchas personas se queden dormidas en los conciertos o sencillamente se sientan "trasladadas" por la música a otra dimensión. Si les pusiéramos un electroencefalógrafo, la mayoría de los asistentes a un concierto en un auditorio estarían funcionando en alfa.
La contemplación del mar, el vaivén de las olas y el sonido que éstas producen, son un buen inductor del estado alfa. El tono de voz de ciertas personas, también.
Cosas como la música, la oración, los aromas, cierto tipo de imágenes (especialmente de la naturaleza, determinados tipos de pintura, símbolos o los propios mandalas tibetanos) tienen como objetivo ponernos en este estado especial de la mente, que nos hace tocar nuestro interior más profundo y llegar a la "zona espiritual" del ser humano. Por tanto, como vemos, hay muchas cosas que nos pueden inducir a este estado.
Por supuesto los psicotrópicos también, pero no hace falta necesariamente consumir o fumar sustancias para llegar a estos estados creativos y de percepción más aguda.
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