sábado, 20 de enero de 2024

La “biología de la resurrección”

 

 

 


 

La biología de la resurrección, que intenta revivir cadenas de moléculas y organismos más complejos, está ganando adeptos en laboratorios de todo el mundo.

El trabajo dista mucho de los dinosaurios modificados genéticamente que se escapan en la famosa película " Jurassic Park", aunque para algunos científicos el objetivo último es revertir la extinción y resucitar animales y plantas que se extinguieron.

Otros investigadores buscan en el pasado nuevas fuentes de fármacos o hacen sonar la alarma ante la posibilidad de patógenos latentes desde hace mucho tiempo. Este campo de estudio también trata de recrear elementos de la historia humana en un intento de comprender mejor cómo pudieron vivir y morir nuestros antepasados.

 

Estos son cuatro fascinantes proyectos de investigación en este campo emergente que comenzaron o avanzaron significativamente en 2023.

Revivir virus "zombi"

El aumento de las temperaturas en el Ártico está descongelando el permafrost de la región, una capa de suelo congelado bajo la tierra, y podría reactivar virus que, tras permanecer inactivos durante decenas de miles de años, podrían poner en peligro la salud humana y animal.

Jean-Michel Claverie, profesor emérito de Medicina y Genómica de la Facultad de Medicina de la Universidad Aix-Marseille de Marsella, Francia, trata de entender mejor los riesgos que plantean lo que él describe como "virus zombi" mediante la reactivación de virus a partir de muestras de tierra de Siberia.

Claverie logró revivir en 2014 un virus que él y su equipo aislaron del permafrost, haciéndolo infeccioso por primera vez en 30.000 años al insertarlo en células cultivadas. En su ültima investigación, publicada en febrero, Claverie y su equipo aislaron varias cepas de virus antiguos a partir de múltiples muestras de la Tierra que representaban cinco nuevas familias de virus. Por seguridad, había optado por estudiar un virus que solo pudiera atacar a amebas unicelulares, no a animales ni humanos.

La más antigua tenía casi 48.500 años, según la datación por radiocarbono del suelo, y procedía de una muestra de tierra tomada de un lago subterráneo a 16 metros de profundidad. Las muestras más jóvenes, halladas en el contenido estomacal y el pelaje de los restos de un mamut lanudo, tenían 27.000 años.

Según Claverie, el hecho de que los virus que infectan a las amebas sigan siendo infecciosos después de tanto tiempo es señal de una grave amenaza potencial para la salud pública.

"Consideramos que estos virus que infectan a las amebas son sustitutos de todos los demás posibles virus que pueda haber en el permafrost", declaró Claverie a CNN a principios de este año.

"Nuestro razonamiento es que si los virus de las amebas siguen vivos, no hay razón para pensar que los otros virus no sigan vivos y sean capaces de infectar a sus propios huéspedes".

La búsqueda de nuevos antibióticos se remonta a la Edad de Hielo

Para César de la Fuente, pionero de la bioingeniería y profesor adjunto de la Universidad de Pensilvania, el pasado es una fuente de oportunidades que ha abierto un nuevo frente en la lucha contra las superbacterias resistentes a los fármacos.

Los avances en la recuperación de ADN antiguo a partir de fósiles permiten ahora disponer públicamente de bibliotecas detalladas de información genética sobre parientes humanos extintos y animales desaparecidos hace mucho tiempo.

El grupo de biología artificial que dirige en la Universidad de Pensilvania utiliza métodos computacionales basados en la inteligencia para extraer esta información genética e identificar pequeñas moléculas de proteínas o péptidos que, en su opinión, pueden combatir las bacterias. Ha descubierto compuestos prometedores de neandertales y criaturas de la Edad de Hielo, como el mamut lanudo y el perezoso gigante.

"Nos ha permitido descubrir nuevas secuencias, nuevos tipos de moléculas que no habíamos encontrado antes en organismos vivos, ampliando la forma en que pensamos sobre la diversidad molecular", dijo de la Fuente. "Las bacterias actuales nunca se han enfrentado a esas moléculas, por lo que pueden darnos una mejor oportunidad de atacar a los patógenos que son problemáticos hoy en día".

La mayoría de los antibióticos proceden de bacterias y hongos y se han descubierto mediante el examen de microorganismos que viven en el suelo. Pero en las últimas décadas, los patógenos se han vuelto resistentes a muchos de estos fármacos debido a su uso excesivo y generalizado.

Aunque el planteamiento de De la Fuente es poco ortodoxo, la urgencia por identificar posibles candidatos nunca ha sido mayor, ya que la población mundial se enfrenta cada año a casi 5 millones de muertes asociadas a la resistencia microbiana,según la OMS.

CNN

 

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