jueves, 11 de enero de 2024

Atajos en el universo: ¿sería posible que los alienígenas viajaran por agujeros de gusano?

 

 


 


 

Para creer que los ovnis por Fenómenos Anómalos No Identificados— son realmente naves alienígenas, no basta simplemente con un “a mí me parece que”. Hay que saltarse la ciencia. Porque, sin entrar en la posibilidad de que exista vida inteligente y tecnológicamente avanzada en otros mundos fuera del Sistema Solar, hay límites físicos, leyes de la naturaleza que impiden que nada excepto la luz pueda viajar por el universo a las velocidades necesarias para que un ovni venga, abduzca y regrese a su planeta a la hora de la cena sin que ocurran cosas incompatibles con esta idea.

Pero hay una posible escapatoria. Una salida tan conocida que es parte habitual de la ciencia ficción, y que por ejemplo hemos visto en 2001, Contact o Interstellar: los atajos en el universo. Y en particular, los agujeros de gusano. Esas líneas de metro cósmicas que permiten viajar de un lugar a otro lejano rápidamente sin tener que seguir el trazado de las calles con sus cruces, semáforos y todo lo demás. Pero ¿es esto posible? ¿Qué dicen los físicos? Aquí, una explicación de un no-físico, y por lo tanto simple y fácil de entender.



Lo primero que conviene mencionar es que un agujero de gusano no es un púlsar u otra cosa similar que un telescopio haya descubierto en el cielo, sino un objeto teórico sobre el papel cuya existencia real depende de que existan otras cosas que, a su vez, también pueden escribirse sobre el papel —tan fácil, por ejemplo, como poner un signo “menos”—, pero cuya existencia en la naturaleza es más que dudosa.

Hace más de tres siglos, Newton formuló matemáticamente cómo funciona la gravedad. Pero aunque su ley sigue siendo válida, al propio Newton le abochornaba proponer que existía una acción a distancia entre los cuerpos, una especie de fuerza mágica que los atraía unos a otros a través del vacío del universo.

En 1915 Einstein publicó su teoría general de la relatividad, que no era otra cosa sino una nueva teoría de la gravedad más completa, que eliminaba la magia que avergonzaba a Newton. Según Einstein, el universo está formado por un tejido de cuatro dimensiones (los tres ejes del espacio y el tiempo) que se deforma por acción de la masa y la energía: una bola de bolos se hunde en una cama elástica, y si después ponemos una canica, rodará hacia la bola. Ya no hay acción a distancia: los cuerpos se atraen porque están sumergidos en el tejido espaciotemporal del universo.

Modelos del universo

Einstein definió un sistema de ecuaciones, las ecuaciones de campo, para describir matemáticamente cómo la materia y la energía curvan el espacio-tiempo. Hay infinidad de soluciones posibles a estas ecuaciones de Einstein, y cada una de ellas define una “métrica”, un modelo matemático del universo. La primera la propuso el alemán Karl Schwarzschild apenas un mes después de que Einstein publicara su teoría, y es la más simple: describe la gravedad que crea un solo cuerpo esférico, sin carga y que no gira; un agujero negro no rotatorio. Lo cual, que se sepa, no existe, ya que todo en el universo rota.



Pero aunque el agujero negro de Schwarzschild no exista, fue el primero, y sirvió para desarrollar no solo la teoría posterior de los agujeros negros, sino también de los de gusano, una especie de túneles en el espacio-tiempo. Una analogía fácil de entender es suponer un mundo cuyos habitantes son bidimensionales, como polígonos, círculos, etc. Ellos no saben que viven en una montaña, ya que su mundo es plano. Pero de repente uno de ellos encuentra un túnel en la montaña que le permite llegar al otro lado más rápido que por el camino normal. Escalando este mundo 2D/3D al nuestro 3D/4D, un agujero de gusano es un túnel en el tejido del espacio-tiempo, de modo que permite desplazarse no solo a otro lugar, sino también a otro momento temporal (o incluso a otro universo).  (continuará)

20minutos

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