sábado, 15 de julio de 2023

¿Podéis imaginaros la vida sin el bien y el mal?

 

 

 



Si aceptáis que todo está en un estado de movimiento ascendente y que la fuerza de Dios impregna todas las cosas, entonces, ¿cómo puede algo ser «malo»? Conforme os liberáis de las trampas de la dualidad (lo blanco y negro de vuestras creencias y comportamientos actuales) pasáis a un estado iluminado de conciencia, donde percibís la reciprocidad de todas las cosas. Muchos de vosotros ya habéis desarrollado vuestra conciencia hasta el grado en que entendéis esta relación mutua, cuya representación más perfecta se encuentra en el símbolo Tai-chi Tu de la dinámica yin y yang.

Allí se aprecia el círculo, símbolo de la totalidad, dividido (en un sentido gráfico) en la oscuridad y la luz; en una misma expresión, hay un punto de oscuridad dentro de la luz, y viceversa. Este diseño sumamente significativo describe, sin palabras, la relación de perfecta compenetración de los aspectos polares que comprenden la totalidad.

La dualidad, entonces, no termina con el cierre del calendario de Gaia ni tampoco desaparece en la dimensión más elevada. Más bien, queda claro en vuestra conciencia, y en verdad en vuestra experiencia total, que las fuerzas polares no son sino los extremos de la totalidad, y que la una depende de la otra para su existencia. En vez de eliminar los polos, los retinaréis en lo que os sugerimos será un proceso gradual. Al hacerlo, integráis los extremos de la oposición polar, y el diablo —el gran antagonista tridimensional— desaparece en la luz de la fuerza de Dios, que lo impregna todo: el conflicto de Lucifer se resuelve.

Aunque para muchos de vosotros sea difícil imaginarlo, experimentaréis gratitud por este Guardián de la Energía Oscura, por haber sido para vosotros un maestro tan dedicado mientras sostenía el ancla del polo opuesto. Sin él, nunca hubieseis tenido el estímulo de separaros y experimentar vuestra propia voluntad. Como Adán y Eva, lo único que hubierais conocido sería una eternidad de días soleados, noches tranquilas e inercia absoluta.

 

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