En una clase sobre el manejo del estrés un profesor no encontraba la manera de que sus estudiantes asimilaran sus enseñanzas. Decidió, justo antes de terminar, coger un vaso de agua, levantarlo al frente de todos y preguntarles con seriedad: “¿Cuánto pesa este vaso?”.
Poco a poco todos empezaron a dar sus conjeturas acerca del peso, hasta que no quedó un solo estudiante presente sin que intentara acertar la respuesta. Cuando llegó este momento, el profesor respondió: “A mi parecer, el peso de este vaso es irrelevante. Todo depende de la cantidad de tiempo que lo sostenga”. El salón permaneció en silencio y el profesor continuó:
“Si lo sostengo durante un minuto me parecerá que es un vaso muy ligero. Si lo hago durante horas mi brazo creerá que pesa varios kilos. Finalmente, si sostengo el vaso durante un día mi brazo se entumecerá y sentiré que pesa varias toneladas”.
Ante la mirada confundida de sus alumnos el profesor expuso: “El peso del vaso no cambia, por supuesto, pero cuanto mayor es el tiempo que decido sostenerlo mayor sentiré que es su peso. Lo mismo sucede con las preocupaciones de la vida: piensa en ellas durante un minuto y te parecerán sencillas. Hazlo durante unas horas y empezarás a preocuparte. Llévalas contigo todo el día y te dejarán paralizado“.
Los estudiantes asintieron con el rostro y el profesor puso el vaso sobre la mesa. Con esta dinámica pudo enseñarle más que todo aquello que había expuesto durante la clase. Convendrás que es uno de los mejores cuentos cortos para pensar. Si te gustó, lee también el cuento de "la llave de la felicidad".
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