La idea de que los seres humanos no son la primera o única especie tecnológica del Sistema Solar es muy antigua. En el siglo II, Luciano de Samosata escribió (satíricamente) acerca de inteligentes criaturas no humanas en la Luna y Voltaire escribió en Micromégas (1752) sobre seres inteligentes en Saturno. Por supuesto, la idea de la civilización marciana ha sobrevolado desde siempre la ciencia-ficción pero esta idea también fue considerada seriamente en los círculos científicos, la más famosa por Lowell (1895), pero también más recientemente Shklovskii y Sagan (1998) especularon que las lunas de Marte podrían ser artificiales.
Ahora, el profesor Jason T. Wright, del departamento de Astronomía y Astrofísica de la Universidad Estatal de Pensilvania asegura en un artículo que una "especie tecnológica indígena antigua" podría haber habitado la Tierra, Venus o Marte y enumera las probables causas de la supuesta extinción de estos tipos de vida. "La respuesta más obvia sería un cataclismo, algo natural —por ejemplo un impacto de un asteroide a escala de extinción— o algo autoinflingido: por ejemplo una catástrofe climática global".
El científico constata como las estrategias de búsqueda de vida extraterrestres del SETI (Search for Extraterrestrial Inteligence) es radicalmente distinta al resto de astrobiología. El SETI está enfocado a la detección de señales de radio interestelares más allá del Sistema Solar mientras que la astrobiología hace uso de una combinación de las disciplinas de astrofísica, biología y geología para el estudio de la existencia, origen, presencia e influencia de la vida en el conjunto del Universo, incluyendo a la Tierra. Un caso concreto de investigación astrobiológica actual es la búsqueda de vida en Marte. Existe una creciente cantidad de pruebas que sugieren que Marte tuvo antiguamente una importante cantidad de agua líquida en su superficie, y por tanto un precursor esencial para desarrollo de vida.
Wright considera que hubo "un Marte húmedo" y un Venus "antes del efecto invernadero" que podrían esconder algún tipo de evidencia de vida bajo la superficie, dado que "las estructuras enterradas bajo la superficie pueden sobrevivir y ser halladas mientras no hayan sufrido una colisión tan grave que deje destruida su naturaleza artificial".
Aunque el científico no las menciona abiertamente, no podemos dejar de pensar en la famosa cara de marte ni en otras estructuras objeto de polémica en los últimos años.
La detectabilidad de las señales tecnológicas está relacionada, por tanto, con su edad. Mientras los registros históricos revelarían la existencia de especies en un margen de unos pocos miles de años. La arqueología retrasaría su detección en decenas de miles de años pero el registro geológico nos trasladaría a los cientos de millones de años atrás y, permitiría estudiar el rastro de minería, firmas químicas o isótopos radioactivos.
Dado que los artefactos podrían ser de una tecnología muy antigua es posible que resultara muy difícil de encontrar en su superficie ya que grandes estructuras o artefactos Podrían haber quedado enterrados bajo el polvo y eventualmente protegidos de la erosión (aunque no grandes impactos). Esto restringe las oportunidades para su detección.(Año Cero)
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