domingo, 12 de febrero de 2017

OVNIS: VIAJEROS DEL FUTURO

El fenómeno OVNI es el misterio de los misterios. Los avistamientos y encuentros cercanos se suceden sin descanso en todo el mundo, pero seguimos sin respuestas: ¿Qué pretenden? ¿Cuál es su origen? ¿Acaso son aeronaves de otros planetas o quizás inteligencias procedentes de universos paralelos, como postulan algunos? Pero, ¿por qué no viajeros del tiempo? Aparentemente dicha explicación «agrede» al sentido común, sin embargo numerosos hallazgos en el campo de la física cuántica indican que la realidad nada tiene que ver con el sentido común. Porque una cosa es lo que captan nuestros sentidos y otra muy distinta cómo funciona la materia. Si Isaac Newton (1642-1727) –descubridor de la Ley de la Gravitación Universal– levantara la cabeza y tuviera la oportunidad de estudiar las bases sobre las que se asienta la cuántica, probablemente volvería a la tumba por su propio pie, porque jamás se le hubiera pasado por la cabeza un mundo tan extraño. 
Albert Einstein (1879-1955), el único genio de los genios comparable con Newton, demostró que la gravedad podía describirse como una especie de tejido donde el tiempo y el espacio son un todo. Por tanto, si tuviéramos la capacidad de plegar dicho tejido espacio-temporal podríamos recorrer distancias interestelares en un suspiro o incluso viajar en el tiempo. De hecho, Einstein descubrió al mundo que los segundos no transcurren de modo lineal. Al contrario, el tiempo es elástico, pues depende de la velocidad a la que nos movamos. Por ejemplo, si un amigo empieza a dar vueltas a su alrededor mientras usted está sentado leyendo este artículo, el tiempo transcurre más despacio para él, porque se está desplazando mientras usted está parado. La diferencia entre ambos será menor de una milmillonésima de segundo, pero si su amigo tuviera la posibilidad de moverse a la velocidad de la luz (300.000 kilómetros por segundo) durante tan sólo un minuto, para el lector de este reportaje habrán transcurrido cuatro años. Dicho de otro modo: el viaje en el tiempo hacia el futuro es posible, pero sin billete de regreso…
Como digo, Einstein cambió para siempre nuestra visión de la realidad con su Teoría de la Relatividad Especial. Corría el año 1905. Una década después volvió a hacer lo propio cuando dio a conocer las mejoras que había realizado a su tesis durante ese tiempo. A su nuevo «hijo intelectual» lo bautizó como Teoría de la Relatividad General y, entre otras muchas aportaciones, demostraba que el tiempo no sólo se frenaba con la velocidad, sino también como consecuencia de la gravedad. De modo que en planetas con distinta gravedad el tiempo también transcurre a diferente ritmo. 
Los hallazgos de Einstein abrían las puertas a los viajes en el tiempo, incluso hacia el pasado. Como dijo en cierta ocasión el eminente astrofísico Paul Davies: «Los viajes en el tiempo son un problema de ingeniería no de física». Efectivamente, porque desde el punto de vista de la física nada impide esa posibilidad, pero nuestra tecnología está muy lejos de conseguir tal hazaña. Si tuviéramos la capacidad técnica de rasgar el continuo espacio-temporal  –para lo que sería necesario conjugar tal cantidad de energía que hoy es impensable–, podríamos crear un agujero de gusano (un agujero negro con puerta de entrada y de salida) que conectara nuestra realidad con otra región espacio-temporal, por lo tanto podríamos trasladarnos al pasado o al futuro… (Revista Año Cero)

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