París, 21 jun (EFE).- La contaminación atmosférica es la tercera causa de mortalidad en Francia con 48.000 decesos al año, un 9 % del total, sólo por detrás del tabaco (78.000 muertes) y del alcohol (49.000), según un estudio publicado hoy por la Agencia de Salud Pública.
De todas esas muertes estimadas en la Francia continental, 26.000 corresponden a las grandes ciudades, 14.000 a las poblaciones de entre 2.000 y 100.000 habitantes y 8.000 a pueblos de menor tamaño, lo que pone en evidencia que las zonas rurales no están indemnes de este problema.
"Todo el mundo está expuesto a la contaminación del aire y en el día a día, a lo largo del tiempo, es un factor de riesgo", explicó la coordinadora del informe, Sylvia Médina, en declaraciones a la emisora "France Info".
Los autores elaboraron una cartografía del país con el nivel de concentración de partículas finas de un tamaño inferior a 2,5 micrómetros, que se consideran un buen indicador de la contaminación por estar en el origen de muchas enfermedades crónicas.
Sin sorpresas, las áreas de mayor concentración de esas partículas finas son las zonas urbanas, y en particular la región de París, el eje Lyon-Marsella y el noreste de Francia.
Médina hizo hincapié en que esas "partículas finas de un diámetro inferior a 2,5 micrómetros van a penetrar en lo más profundo de nuestros pulmones, en los alvéolos, entrar en la circulación sanguínea y atacar a las células de cualquier órgano".
La consecuencia, añadió, es el desarrollo de "enfermedades crónicas, de asma, de enfermedades coronarias como el infarto de miocardio" e incluso problemas neurológicos y células malignas.
Según los cálculos de la Agencia de Salud Pública, las pérdidas de esperanza de vida derivados de esa polución puede superar los dos años para una persona de 30 años.
Pero también hizo una estimación de en qué medida se corregiría esa situación si el volumen de micro-partículas se redujera al nivel que existe en el 5 % de los municipios menos contaminados: se evitarían 34.000 muertes al año.
Eso significa que se ganarían de media nueve meses de esperanza de vida, y en el caso de las grandes ciudades -donde la mortalidad por la contaminación del aire es más importante- ese incremento de esperanza de vida podría superar un año.
Los autores del estudio hicieron hincapié en que los picos de contaminación pesan menos en la salud que el efecto de la exposición crónica. EFE
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