sábado, 9 de abril de 2016

RECETA PARA CREAR UN PLANETA


Una taza de magnesio, 1 taza de silicio, 2 tazas de hierro, 2 tazas de oxígeno, 1/2 cucharadita de aluminio, 1/2 cucharadita de níquel, 1/2 cucharadita de calcio, 1/4 de cucharadita de azufre y un chorrito de agua procedente de un cometa o asteroide.
 
Estos son los ingredientes necesarios para fabricar otra Tierra, según una investigación dirigida por Courtney Dressing, del Centro de Astrofísica Harvard Smithsonian (CfA). Y es que, en su opinión, "nuestro Sistema Solar no es tan único como habíamos pensado. Parece que todos los exoplanetas rocosos utilizan los mismos ingredientes básicos".
 
Una vez obtenidos estos –los anteriormente citados–, hay que mezclarlos en un bol grande, amasar hasta obtener una bola redonda y colocarla con cuidado en la zona de habitabilidad alrededor de una estrella joven. Luego, calentar hasta que la masa se convierta en una bola brillante y ardiente de color blanco. Hornear durante unos cuantos millones de años. Enfriar hasta que el color pase del blanco al amarillo y después al rojo y se forme una costra de color marrón con tonos dorados. En este punto, la masa ya no debería emitir luz alguna.
 
Por último, sazonar con un poco de agua y compuestos orgánicos. La masa encogerá un poco a medida que el vapor escape, formando nubes y océanos. Ahora hay que esperar unos cuantos millones de años más para ver qué ocurre. Con suerte, una fina capa de vida aparecerá, como un glaseado, sobre la superficie del nuevo mundo.
 
Lo que Dressing y su equipo han descubierto es que esta "receta" para fabricar un planeta habitable resulta válida también para otros mundos en órbita de otras estrellas. Aunque no para cualquiera al azar, sino para los que reúnen una serie de condiciones específicas.
 
Los investigadores se valieron para este trabajo del instrumento HARPS-North del Telescopio Nazionale Galileo, de 3,6 metros, instalado en las islas Canarias. HARPS (High-Accuracy Radial velocity Planet Searcher) significa "Buscador de Alta Precisión de Velocidad Radial de Planetas", y está diseñado para medir con precisión las masas de mundos pequeños, de tamaño parecido a la Tierra. Esas medidas resultan de la máxima importancia para determinar las densidades y la composición de los exoplanetas detectados.
 
El equipo de Dressing se fijó en Kepler 93b, un cuerpo celeste que tiene 1,5 veces el tamaño de la Tierra y cuya orbita alrededor de su estrella dura 4,7 días. Su masa fue determinada por HARPS-North como 4,02 veces la terrestre, lo que significa que se trata de un mundo rocoso. Luego los investigadores compararon los datos con los de diez exoplanetas con diámetros inferiores a 2,7 veces el de la Tierra y calcularon con precisión sus masas.
 
El resultado fue que cinco planetas con diámetros menores a 1,6 veces el terrestre guardaban una estrecha relación entre masas y tamaños, lo que era probaba que todos ellos tenían una composición de hierro y rocas muy similar, y parecida también a la de nuestro planeta.
 
En cambio, los que eran más grandes tenían densidades significativamente menores. Por eso, según Dressing, "para encontrar un mundo verdaderamente similar al nuestro, deberíamos centrarnos en los planetas con menos de 1,6 veces el tamaño de la Tierra, porque esos son los mundos rocosos".

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