martes, 16 de febrero de 2016

Confirman teoría de Einstein; un avance para la física y la astronomía

Físicos lograron comprobar por primera vez la existencia de las ondas gravitacionales predichas en la Teoría de la Relatividad
WASHINGTON.
Científicos del observatorio estadunidense LIGO anunciaron ayer que comprobaron directamente la existencia de las ondas gravitacionales predichas por Albert Einstein hace un siglo.
Dichas ondas se producen cuando las masas se aceleran y comprimen y estiran el espacio. Se propagan en el vacío a la velocidad de la luz y distorsionan el espacio-tiempo, de forma parecida a las ondas que produce una piedra que se lanza al agua.
Lo que el observatorio LIGO consiguió fue captar las ondas producidas por la fusión de dos agujeros negros. Esta prueba confirma la existencia de las ondas gravitacionales, la última gran predicción de la teoría de la relatividad general de Einstein que aun quedaba por constatar de forma directa.
Por lo general las ondas gravitacionales son tan débiles que Einstein no creía que pudieran medirse. Aun así, los físicos intentaban desde hace 50 años encontrar una prueba directa de su existencia, aunque todos los hallazgos reportados hasta ahora habían resultado inconsistentes. Sin embargo, apenas se dudaba de su existencia.
Cientos de científicos en más de 40 instituciones de todo el mundo participan del Interferómetro Láser Observatorio de ondas gravitatorias (LIGO, por sus siglas
en inglés).
A 1,300 años luz
La primera comprobación directa de la existencia de las ondas gravitacionales se consiguió el pasado 14 de septiembre en los observatorios LIGO de Livingston y Hanford.
Observamos las cuatro últimas revoluciones de dos agujeros negros antes de que se fusionaran”, explica el profesor Bruce Allen, director en el Instituto Max Planck de Física Gravitacional de Potsdam y Hannover, que participa en la investigación con LIGO y ha contribuido al observatorio con tecnología.
Mediante la comparación de la forma y de la intensidad de la señal con las simulaciones de cálculos, los científicos pueden determinar la naturaleza de la fuente que emite las ondas.
Según esos análisis, la fusión observada de los agujeros negros se produjo a unos mil 300 años luz de distancia, en dirección a la constelación Dorado (o Pez Espada). Un año luz es la distancia que recorre la luz en un año.
Los dos agujeros negros tenían 29 y 36 veces más masa que nuestro Sol, respectivamente, pero el agujero resultante es equivalente a sólo 62 masas solares.
Esto se debe a que las tres masas solares de diferencia fueron irradiadas en forma de energía de ondas gravitacionales, según la equivalencia entre masa y energía establecida por Einstein en su Teoría de la Relatividad.

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