jueves, 9 de julio de 2015

EL EFECTO ISAÍAS


¿Podría existir una ciencia olvidada que nos permitiese transcender las visiones de la guerra, la enfermedad, la muerte y las grandes tragedias que afronta la especie humana?. ¿Es posible que en algún lugar, en la bruma de nuestra memoria ancestral, ocurriese un hecho que dejase un vacío en nuestro entendimiento de cómo entender nuestra relación con el mundo y con los demás?. Algunos textos de veinticinco siglos de antigüedad, así como la ciencia moderna, sugieren que la respuesta a estas, y a similares preguntas, es un sonoro ¡"Sí"!. 

Con el lenguaje de sus tiempos, aquellos que nos precedieron, nos recuerdan esas dos poderosas tecnologías con relevancia directa en nuestros días. La primera de ellas es la ciencia de la profecía, que nos permite ser testigos de las consecuencias futuras de las elecciones que hacemos en el presente. La segunda es la sofisticada tecnología de la oración, que nos permite elegir la profecía que deseamos vivir. 

Los secretos de nuestras ciencias perdidas parecen haber sido largamente compartidos por las sociedades y tradiciones del pasado. Los últimos vestigios de esta poderosa sabiduría fueron velados para las tradiciones occidentales, tras la desaparición de antiguos textos en los que se hacía referencia, en el siglo catorce. A los ojos de la ciencia moderna, las recientes traducciones de textos tales como los Manuscritos del Mar Muerto, la Biblioteca de Nag Hammadi y los Manuscritos de los Gnósticos descubiertos en Egipto, han arrojado nueva luz y abierto nuevas puertas a posibilidades insinuadas en el folclore antiguo y en las historias de cuentos de hadas. 

Solo ahora, cerca de dos mil años después de que dichos documentos fueran escritos, somos capaces de reconocer el poder y la fuerza que vive dentro de nosotros, un poder verdaderamente real, con la capacidad de poner fin al sufrimiento y traer una paz duradera a nuestro mundo. Las visiones del profeta Isaías del Antiguo Testamento, por ejemplo, se remontan a unos quinientos años antes de Cristo. El único manuscrito descubierto intacto entre los Rollos del Mar Muerto, en 1946, el manuscrito completo de Isaías, se encuentra desenrollado y montado sobre un cilindro vertical que puede verse en Israel en el Santuario del Museo del Libro de Jerusalén. Considerado como irremplazable, su exhibición se encuentra protegida dentro de una bóveda cubierta por compuertas de acero para preservar el manuscrito para las futuras generaciones en caso de un eventual ataque nuclear. 

El descubrimiento del Gran Código Isaias en las cuevas del Mar Muerto en 1946 ha revelado claves sobre nuestro papel en la creación. Entre estas claves se encuentran las instrucciones de un modelo “perdido” de orar que la ciencia cuántica moderna sugiere que tiene el poder de sanar nuestros cuerpos, traer paz duradera a nuestro mundo y, quizá, prevenir las grandes tragedias que podría enfrentar la humanidad. Cada vez que empleamos esta tecnología interna para orar, experimentamos “El Efecto Isaias”.
En las palabras de su tiempo, los Esenios nos recuerdan que cada oración ya ha sido contestada. Cualquier resultado que podamos imaginar y cada posibilidad que seamos capaces de concebir, es un aspecto de la creación que ya ha sido creado y existe en el presente como un estado “dormido” de posibilidad.
Desde esta perspectiva, nuestro uso y aplicación de la oración basada en los sentimientos deja de ser menos acerca de “crear” este o el otro resultado y se convierte más en “acceder” al resultado deseado que ya está creado.
Por sus escritos sabemos que los antiguos esenios creían que nos comunicábamos con nuestro mundo a través de nuestras percepciones y sentidos. Cada pensamiento, sentimiento, emoción, respiración, nutriente, movimiento o la combinación de cualquiera de ellos, era considerado como una expresión de la oración. Según la visión de los esenios, según sentimos, percibimos y nos expresamos durante el día, estamos orando constantemente.

Las antiguas tradiciones nos recuerdan que hemos venido a éste mundo por una razón que está por encima de cualquier otra. Estamos aquí para amar y hallar un amor que trasciende cualquier otra forma de amor, conocida por los Ángeles Celestiales.

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