martes, 9 de septiembre de 2014

RUSIA Y CHINA: LOS OTROS ROSWELL

Tradicionalmente, EE UU ha sido el mayor «productor» de historias de naves extraterrestres estrelladas. Sin embargo, desde la caída de la Unión Soviética y los recientes cambios políticos en China, desde el lado oriental del mundo han comenzado a desempolvarse informaciones sobre OVNIs. Poco a poco, se van dando a conocer casos que el comunismo silenció durante décadas. A continuación, desgranamos algunos de los sucesos más inquietantes ocurridos en la Europa del este y China. 
Aunque a la ex Unión Soviética se le han achacado varios incidentes –Tunguska, entre otros, sería el caso más representativo–, uno de los más importantes –acaso por la participación de científicos– fue el llamado «Accidente de Dalnegorsk», acaecido a finales de los años 80.

La localidad de Dalnegorsk está ubicada en la parte más oriental de Rusia. El 29 de enero de 1986, ocurrió algo que iba a marcar la historia de esta población. Poco antes de anochecer, una esfera de color rojo apareció desde el sudeste, atravesó Dalnegorsk y terminó estrellándose contra el monte Izvestkovaya, conocido como «Altura 611». El objeto siniestrado, según los testigos, debía medir unos tres metros de diámetro, tenía morfología circular, su color era similar al del acero y no emitía sonido alguno. V. Kandakov, uno de los testigos del incidente, relató que el artefacto se detuvo repentinamente y cayó a plomo mientras se aproximaba a la citada montaña. Según otros testigos, que oyeron un débil golpe, el objeto se incendió y permaneció ardiendo durante aproximadamente hora, luego de impactar contra el suelo.

Según los datos recopilados por Paul Stonehill y Philip Mantle en su libro Soviet UFO Phenomenon, Valeri Dvzhilni, biólogo y entonces director del Comité de Fenómenos Anómalos en el extremo oriente ruso, fue el primer investigador que indagó sobre el incidente. Dvzhilni llegó al lugar de los hechos pocos días después de producirse la colisión. Al estudiar la zona del impacto, advirtió la ausencia de nieve, particularidad que achacó a que en aquel punto concreto había ardido algo, derritiéndola.

Por otra parte, él y su equipo hallaron restos de rocas de sílice astilladas por la exposición a altas temperaturas, algunas de las cuales tenían restos de partículas metálicas adheridas. De hecho, los científicos recogieron varias muestras de las mismas, que trasladaron a la Academia de Ciencias rusa, al objeto de analizar los fragmentos metálicos con detalle. Entre otras conclusiones, los expertos dictaminaron que «la tecnología para producir aquellos materiales aún no existía en la Tierra», subrayan Stonehill y Mantle en su libro.

Además, los científicos estudiaron varias muestras de ceniza que recogieron en el lugar del supuesto impacto, concluyendo que era el producto de la combustión de «algo biológico», quizá un animal que estuviera en el área, pero sin descartar que se tratara del «ocupante» del artefacto siniestrado.

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