jueves, 10 de mayo de 2012

Ejercicios Psico-físicos: Yoga



Aunque los asanas, o posturas yóguicas, para el occidental sedentario representan una parte capital de su práctica y le procuran efectos rápidos y tangibles. En tanto que la gimnasia sueca y los deportes, centrados en la acción sobre el mundo exterior, desarrollan sobre todo la musculatura somática, los asanas obran en profundidad en nuestro universo interior, por una parte sobre el plano físico (vísceras, glándulas endocrinas, cerebro, sistema nervioso voluntario y vegetativo); por otra, sobre el plano mental, donde aportan una calma y serenidad que no excluyen ni el dinamismo ni la alegría. Procuran una flexibilidad inigualada, una resistencia asombrosa, sin causar fatiga ni enervamiento. Constituyen, además, un ejercicio de concentración de primer orden.
Condiciones prácticas: lo único que realmente necesitas para la práctica de las asanas es tu cuerpo y el suelo, más un poco de autodisciplina. Procura habituarte a hacer las asanas todos los días a la misma hora, ya que es más benéfico hacer diariamente una secuencia breve que una sesión más larga cada tantos días. Resérvate un tiempo especial que puedas dedicarte a ti mismo, libre de las distracciones del mundo exterior. Las horas ideales son por la noche, antes de comer o a la mañana temprano, aunque entonces encontrarás que el cuerpo está un poco rígido. Sea cual fuere el momento que escojas, siempre debes hacer las asanas con el estómago vacío; procura no comer nada por lo menos una hora antes de la sesión. Práctica las asanas sobre una manta si lo deseas, vistiendo ropa suelta y cómoda, que no obstaculice la respiración ni la circulación. Deja los pies desnudos y quítate el reloj y cualquier joya. Consagre los primeros minutos a la respiración yóguica y a la relajación, después pase a los asanas.
Más allá de todo un tema energético; no darse un baño muy caliente o frío inmediatamente después de las asanas para no traer la sangre hacia la periferia, porque durante los 30 minutos que siguen a la sesión de asanas, el organismo continúa enviando más sangre a los órganos profundos, lo que sería neutralizado por un baño muy caliente o muy frío. No hay inconveniente en sentarse a la mesa inmediatamente después de la práctica.
Los ejercicios psico-físicos = yoga, deben practicarse con disciplina, respetando las reglas brotadas de una experiencia milenaria, transmitidas sin discontinuidad a través de las generaciones de maestros. Las asanas, ignoran la prisa y el adepto occidental desterrará toda precipitación. ¡No esté urgido por alcanzar inmediatamente la perfección! La práctica regular y cotidiana es la prenda del éxito. Una dosis pequeña, pero cada día lo lleva a Ud. por el buen camino.
Resumen en diez puntos:
1. Las asanas no son ejercicios de fuerza. Obran por sí mismos, no por la violencia.
2. La lentitud de los movimientos es esencial para la eficacia de la práctica.
3. Mantener la postura durante el tiempo prescrito.
4. No contraer sino los músculos indispensables para mantener el asana y relajar todo lo demás.
5. Dirigir la atención hacia las regiones del cuerpo a que apunta el asana.
6. La vuelta a la posición de partida debe hacerse, también muy lentamente.
7. Entre dos posturas, descansar algunos segundos relajando el mayor número posible de músculos, incluyendo los del rostro.
8. Si dispone de poco tiempo, reduzca el número de asanas, pero no los acelere jamás.
9. Efectúe siempre las asanas con orden.
10. Termine siempre su sesión por “savasana” (mínimo, un minuto). Postura clásica de relajación.
Tal vez, al comienzo puede producirse algunas fatigas (leves) por la puesta en trabajo de músculos inactivos desde años. Continúe practicando; en pocos días el cansancio desaparecerá definitivamente. Puede suceder, sin embargo, que algún asana no le sea accesible inmediatamente. ¡No se detenga en él! Practique primero los más fáciles, en orden. A medida que se torne Ud. más flexible, ataque las posturas reacias, sin forzar jamás. Dentro de poco realizará fácilmente asanas que parecían fuera de su alcance al comienzo. La única condición es que respete la técnica correcta.
Imprégnese también de la idea de que la eficacia de un asana no depende sólo de la técnica, sino también de la concentración mental que lo acompaña. ¡En yoga, la lentitud es el secreto de los progresos rápidos! Gracias Wilson Sosa desde donde estés.

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