viernes, 18 de febrero de 2011

Geometría Sagrada: El Mer-Ka-Ba: Un vehículo de Ascensión



Históricamente se ha hablado sobre el Mer-Ka-Ba como un vehículo que permite a una persona ascender o descender hacía más altos o más bajos mundos. Pero realmente el Mer-Ka-Ba es mucho más que un vehículo de ascensión.
En la Biblia, hay una referencia de Ezekiel y de las ruedas en las cuales Ezekiel ascendió al cielo. Esto era el Mer-Ka-Ba. En la Torah, hay una referencia al Merkavah (en Hebreo) la cual tiene dos diferentes significados: una significa “carro” que es un vehículo; la otra es “Trono de Dios”; cuando las dos definiciones se combinan, el verdadero significado cobra vida.
En el antiguo Egipto, Mer significaba una clase de luz que rota sobre sí misma; Ka significa espíritu, en este caso se refiere al espíritu humano; y Ba significaba cuerpo humano. Y así la palabra completa para los egipcios se refería a una luz que rota y que puede llevar el espíritu humano y el cuerpo de un mundo a otro.
La ascensión involucra un proceso donde el cuerpo humano es transformado en luz y trasladado a un increíble nacimiento en un nuevo mundo. Esto se alcanza a través de la meditación y requiere de mente, corazón, cuerpo y espíritu completamente integrados en un patrón de luz y trascender las limitaciones humanas de esta realidad.
Estos conceptos del Mer-Ka-Ba como un vehículo de ascensión son muy antiguos. Pero, técnicamente, ¿qué es realmente el Mer-Ka-Ba?
Es un campo electromagnético de alrededor de cuatro grados Kelvin, que se encuentra primordialmente dentro del rango de microondas, que es de naturaleza completamente geométrica. Ésta geometría es llamada “Geometría Sagrada” pues su patrón particular es encontrado en todo el Universo.
El campo electromagnético llamado Mer-Ka-Ba es sumamente complejo, involucra los cinco sólidos platónicos y otros poliedros sagrados. Se cree que se extiende a través de todas las posibles dimensiones y universos paralelos y puede posiblemente cambiar su naturaleza de electromagnética a cualquier otra apropiada.
Una de las funciones del Mer-Ka-Ba es actuar como un vehículo que lleva al espíritu y el cuerpo a siguientes mundos. Sin embargo, esta función es imposible sino se producen cambios en la persona. El Mer-Ka-Ba se sitúa alrededor del cuerpo humano como una red geométrica tridimensional que está inactiva y no funciona, esperando el momento apropiado. Cuando el espíritu que habita el cuerpo recuerda que está allí y comienza a cambiar ciertos aspectos en sí mismo, una increíble transformación comienza a desarrollarse.
Se creía en tiempos antiguos que el Mer-Ka-Ba podía ser activado por ciertos principios de meditación; esto incluye cambios en la respiración, la mente, el corazón y cambios en el cuerpo que alteran la manera en que la persona percibe la realidad. Y aún es claro que puede ser activado a través de verdaderas cualidades de vida como lo son el amor, la confianza, la fe, el perdón y la compasión; en otras palabras, un carácter humano muy puro puede transformar en “vivo” el campo del Mer-Ka-Ba.
Así es que el Mer-Ka-Ba es un campo vivo, no un campo mecánico de energía y debido a esto responde a los sentimientos y pensamientos humanos. Así la “computadora” que guía el Mer-Ka-Ba es la mente y el corazón humano. Las posibilidades no tienen límite.
Cuando el campo del Mer-Ka-Ba se vuelve vivo, un cambio electromagnético ocurre como el resultado de un disco de energía que va desde un pequeño lugar en la base de la columna vertebral y rápidamente se expande alrededor de 8-9 metros de radio alrededor del cuerpo.
El conocimiento del Mer-Ka-Ba es bien conocido por muchos de los más poderosos gobiernos en el mundo. Según muchos estudiosos éste conocimiento fue utilizado en 1943 en el experimento Filadelfia y en 1983 en el experimento Montoc.
El recuerdo del Mer-Ka-Ba se está desplegando por todo el mundo y esta expansión es parte de la evolución del ADN cósmico, el Mer-Ka-Ba será recordado ahora porque es tiempo de recordar; es la puerta o la ventana dimensional hacia un elevado nivel de conciencia.

Extracto de “Espíritu de Maat” de Drunvalo Melchizedek.

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