Fueron un movimiento religioso básicamente cristiano que aceptaba influencias dualistas recibidas de Oriente a través de otros grupos (Bogomilos). Para muchos fueron los grandes renovadores de la espiritualidad medieval, pero también los más peligrosos herejes para la Iglesia Católica que los exterminó con saña.
Surgieron a fines del S.XI en el Sur de Francia se extendieron luego por toda Europa, tenían su propia organización interna (clero, jerarquías y liturgia) opuesta a la Iglesia.
Pero ante todo los Cátaros desarrollaron un “estado de espíritu”, un arte de vivir en armonía con la naturaleza y respetando todas las ideas y vías religiosas. Los Cátaros afirmaban: “No somos seres humanos que hemos venido a vivir una experiencia espiritual, sino seres espirituales que hemos venido a vivir una experiencia humana”.
Tenían a Jesús como personaje central de su doctrina, realmente el catarismo es el verdadero mensaje que Jesús vino a traernos; se trata de un mensaje espiritual y de evolución con lo que ahora nos volvemos a encontrar. Tenían una visión de la historia de Jesús muy parecida a la religión, pero preferían adorar a un Jesús vivo, más que a uno que sufría en la cruz. Para los Cátaros un gesto, una sonrisa, una ayuda para alguien eran un acto divino, tenían muy en cuenta la naturaleza y la respetaban al máximo. Los Cátaros comprendieron que la Inteligencia Divina está en todo y tenían confianza en el juicio de cada uno. Los Cátaros bebieron en el mitraísmo (Mitra: dios protector de la Justicia y la Amistad) y sus castillos estaban edificados sobre templos solares, donde guardaban los documentos sobre los orígenes del cristianismo.
La Iglesia Católica organizó el exterminio de los Cátaros porque les temía, ya que ponían en evidencia sus mentiras (los Cátaros creían en la reencarnación). Fueron masacrados porque hablaron de libertad antes de tiempo. La cruzada albigense, la inquisición y la fundación de la orden franciscana acabaron definitivamente con éste movimiento, pero no con las ideas de libertad que todavía laten en el corazón de muchos.
(Libro de consulta “Los Cátaros” de Jean-Claude Genel).
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