jueves, 12 de noviembre de 2009
La Colisión Cósmica ¿Es posible?
Nuestro Planeta, desde que la Tierra es Tierra, ha sido diana de miles de objetos procedentes del espacio; como Planeta de clase UR y aura azul, es un Planeta inestable y atrae todo lo que anda suelto por el Cosmos. Aunque la mayoría de éstos, son de reducido tamaño y se destruyen en la atmósfera (estrellas fugaces), hubo otros de proporciones gigantescas que provocaron graves daños. Sabemos que hubo más de 9 grandes asteroides que golpearon la Tierra en algún momento de su evolución.
Desde siempre el hombre ha convivido con el miedo escénico a un posible impacto de las estrellas, el Apocalipsis de Juan nos hace referencia al famoso Ajenjo, un asteroide-planeta que podría chocar con la Tierra. Por eso, ya en la antigüedad se edificaron construcciones megalíticas cuyo cometido era predecir el retorno de cometas y asteroides; los investigadores británicos Robert Lomas y Christopher Knight cuentan en su libro “La máquina de Uriel” que una parte del “Libro de Enoc” (apócrifo bíblico) contiene una descripción para construir un artefacto capaz de medir la posición de cualquier objeto brillante del cielo.
El ingeniero austriaco Hans Horbiger dedicó toda su vida al desarrollo de la teoría de las 3 lunas, Horbiger buscó en antiguas leyendas la evidencia de las catástrofes ocurridas en el pasado. Sabemos a través del contacto, que la destrucción del planeta Maldek (planeta que orbitaba entre Marte y Júpiter) produjo que la Tierra tuviera durante un tiempo 3 satélites; 2 de ellos fueron atraídos hacia la Tierra y cayeron en la zona que hoy es el triángulo de las Bermudas y el triángulo del Dragón creando peligrosos vórtices electromagnéticos que de vez en cuanto se activan.
Hace 65 millones de años, un gran asteroide de 9km de diámetro cayó sobre el Planeta a la altura del actual golfo de México provocando la extinción de los dinosaurios y de muchas especies vegetales. El impacto levanto una gran cantidad de vapor que se dirigió a la atmósfera y posteriormente se enfrió convirtiéndose en polvo y fue depositado en la superficie del Planeta convertido en iridio. El polvo oculto la luz del Sol durante un largo espacio de tiempo y así la vida vegetal vio interrumpido su proceso fotosintético y acabó desapareciendo; los herbívoros sin alimento corrieron la misma suerte y por último, los depredadores.
En febrero del 2001, la prestigiosa revista Science dio a conocer otra extinción, más devastadora, hace 250 millones de años, que hizo desaparecer el 90% de las especies marinas y el 70% de los vertebrados terrestres.
En 1908, a las 7:13 de la mañana del 30 de Julio, un objeto estalló cerca del río Tunguska en Siberia (Rusia) provocando una explosión equivalente a una bomba de entre 10 y 40 megatones de TNT. La detonación se vio acompañada por un destello de luz de gran intensidad y un enorme estruendo, los cristales se rompieron en un radio de 200km y la onda expansiva arrasó más de 2.000 hectáreas de bosque; además, unos 6 minutos después del incidente tuvo lugar una tormenta magnética que se prolongó por 4 horas.
Dicen los expertos que cada día que pasa, y por una cuestión de probabilidades, estamos más cerca de poder recibir un nuevo impacto, mientras la raza humana siga generando negatividad podrá atraer un gran asteroide del espacio. Así lo cree, el astrónomo australiano Robert Foot (de la universidad de Melbourne), según éste investigador un asteroide formado de “materia espejo” (materia oscura invisible que integra más de 95% del Universo) podría impactar con la Tierra.
Los investigadores norteamericanos D.S.Allan y J.B.Delair describen un cataclismo de proporciones incalculables que habría ocurrido en el pasado, quizás a causa de una masa arrojada por una supernova que pudo alcanzar la Tierra.
Ya en los relatos griegos encontramos alusiones a Phaetón, nombre dado al cuerpo celeste que cambió la vida en la Tierra. Los sumerios, lo llamaban Nibirú y su trayectoria estaba descripta con detalle en las antiguas tablillas de esa civilización. Zecharia Sitchin, lingüista hebreo y traductor de las tablillas sumerias, opina que Nibirú produjo en la antigüedad cambios gravitacionales y el desplazamiento del eje de la Tierra; esto habría producido la desaparición de continentes enteros como la mítica Atlántida. En su libro “El duodécimo planeta” Sitchin afirma que Nibirú pasa entre Marte y Júpiter cada 3.600 años, esto quiere decir que, de acuerdo a los cálculos efectuados por Willian Henry, en el año 2012 puede volver a hacerlo.
En el año 2000, el diario británico “The Observer” informaba sobre el descubrimiento de un nuevo asteroide (el 2000-SG-344) que podría impactar con la Tierra. La NASA afirmó que la noticia es cierta y Richard Boylan (investigador norteamericano) afirmó que el asteroide es de grandes oporciones (16km) y que la NASA también habría calculado la zona de impacto: el Atlántico norte, entre Canadá y Europa. Esto, si sucede, sería para el año 2030 y provocaría ondas de presión provocadas por su choque que fracturarían la placa tectónica, originando terremotos y olas de 1.5km de altura, que anegarían todo aquello que estuviera por debajo de 1.524mt.
(Extracto de Revista Conozca Más)
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