Un estudio dirigido David Rounce, investigador de la NASA, y publicado en la revista Science advierte de que hasta 50.000 glaciares podrían derretirse a mediados de siglo
Más de la mitad de los 215.000 glaciares de la superficie terrestre (excluidos Groenlandia y la Antártida) pueden desaparecer a lo largo del siglo incluso en el escenario más optimista de un aumento global de la temperaturas de 1,5 grados fijado por el Acuerdo de París, según un estudio dirigido por el investigador de la NASA David Rounce y publicado en la revista Science.
La "desglaciación" podría borrar de la faz de la Tierra el 70% de las grandes masas de hielo en las altas montañas con un aumento de las temperaturas de dos grados y ser aún mucho mayor con un escenario de aumento de las temperaturas de 2,7 grados, con la tendencia actual de la emisiones de gases invernadero.
Las proyecciones del equipo de doce expertos mundiales, capitaneados David Rounce, van mucho más allá de las predicciones efectuadas hasta la fecha, que vaticinaban la desaparición del 10% de los glaciares en el 2050 si se cumplía el objetivo de 1,5 grados. El nuevo estudio advierte que hasta 50.000 glaciares, o una cuarta parte, podrían derretirse a mediados de siglo incluso en ese caso.
El informe publicado en Science anticipa por otra parte la desaparación total de los glaciares de aquí al 2100 en países de latitud media como España (con la muerte anunciada de los últimos 19 "supervivientes" en los Pirineos en las próximas décadas).
Las consecuencias de la desaparición de los glaciares continentales, que contribuyen hasta un 20% en la subida del nivel del mar, no se harían esperar. Más de 1.900 millones de personas dependen de ellos para el agua potable y la agricultura, de los Alpes al Himalaya, pasando por Norteamérica, la región andina, Nueva Zelanda o los últimos glaciares de Africa (en el Kilimanjaro, el monte Kenia y las montañas Rwenzori).
El derretimiento del hielo podría causar también graves indundaciones como las ocurridas en el 2022 en Pakistán (el país con un mayor número de glaciares del mundo, más de 7.000) que causaron más de 1.300 víctimas mortales y dejaron bajo el agua una tercera parte de su superficie. Las inundaciones fueron debidas a la combinación de las lluvias monzónicas con los desbordamientos violentos de al menos 16 lagos glaciares, tras la ola de calor con temperaturas por encima de los 50 grados.
"Aunque es muy tarde para frenar la pérdida de muchos glaciares, cualquier esfuerzo para limitar el aumento de las temperaturas tendrá un efecto directo a la hora de reducir el número de los que podemos conservar", advierten la islandesa Gudfinna Adalgeirsdottir y el profesor de la Universidad de Swansea Timothy James en otro artículo en la revista Science.
"La emergencia climática nunca ha sido más visible con la pérdida de los glaciares, unido al deshielo del Artico y al derretimiento en Groenlandia y en la Antártida", aseguran los glaciólogos. "Esperemos que estas proyecciones sirvan de motivación para la acción ante el cambio climático en esta década crítica".
"Hacen falta compromisos más ambiciosos para poder preservar los glaciares en las regiones montañosas del planeta", recalca por su parte David Rounce, director del estudio titulado "Cambios globales en los glaciares en el siglo XXI: cada aumento de la temperatura importa".
Rounce recalca que las "contribuciones" nacionales de la COP26 de Glasgow equivalen a un escenario de 2,7 grados por encima de la era preindustrial, "lo que supondría la desglaciación casi completa de Centroeuropa, del oeste de Canadá y Estados Unidos y de Nueva Zelanda".
"La pérdida de masa de los glaciares está directamente relacionada con el aumento de las temperaturas", recalda Rounce. Se estima que entre el 2015 y el 2019, el conjunto de los glaciares ha perdido una media anual de 298.000 millones de toneladas de hielo al año, de acuerdo con estimaciones del Centro Nacional de Investigaciones Científicas francés (CNRS). Los glaciares que más rápido se derriten, según el mismo estudio, son los de los Alpaes, Alaska e Islandia.
Los glaciares descienden por la laderas de la motañas en forma de lengua y se mentienen estables cuando la cantidad de hielo perdida en la parte inferior se repone en la parte superior con las nevadas. Una disminución de las precipitaciones o un aumento de las temperaturas puede acelerar el deshielo y hacer que un glaciar retroceda en su valles.
En opinión de Antonio Ruiz de Elvira, catedrático de Física Aplicada de la Universidad de Alcalá, el etudio publicado esta semana en Sience sirve para "concretar muchos datos parciales anteriores".
"En California, el agua necesaria para mantener su agricultura viene directamente de los glaciares desde finales de julio", recuerda Ruiz de Elvira. "La desaparición de los glaciares de Sierra Nevada significa la reducción de la disponibilidad de agua allí desde esas fechas. En España pasa lo mismo con los Pirineos. En India y China dependen crucialmente de los glaciares del Himalaya".
"Los glaciares tardan siglos en reconstruirse", adiverte el físico español. "Una vez idos, estaremos sin nieves permanentes en nuestros montes, y nos faltará agua. Puesto que adicionalmente va a llover menos, tenemos que conservar el agua que tenemos...
Se debe reciclar al máximo el agua, recoger la que transpiran las plantas y volverla a usar, y plantar tantos arboles cuanto sea posible en las laderas de las colinas y montañas, para aumentar por otro lado la evapotranspiracion. Y todo esto lo deben tener en cuenta los interesados, desde ingenieros agricolas, de montes, economistas, y agricultores, de izquierdas y de derechas". (correo del sol)
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